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desde hace unos años ya no me impresiona este día y ya no es como antes cuando esperaba ansiosa para que mi mamá hiciera tarta y los niños vinieran a mi casa para quedarnos bailando todo el día y soplaba las velas y pedía deseos y todo eso. resulta raro, cada año que pedía un deseo trataba de recordar el deseo del año anterior para no volver a repetirlo en esa vez, pero nunca lo recordaba, tal vez por eso siempre pedía una misma cosa y siempre la misma cosa acababa por cumplirse de pura repetición y al año siguiente al pedirla de nuevo volvía a cumplirse pero yo ya no lo notaba porque ya lo había sentido cumplido el año anterior y por eso me creía que no se cumplía. pero ya crecí, ya no hay ni bailes, ni deseos, ni velas, ni tartas con mi nombre escrito con chocolate ni nada de eso. ahora sólo hay una absurda sensación de degradación física que se repite cada veintisiete como en ninguna otra fecha y me da pereza pensar en ello, me obliga a dejarme vencer por todo y me tropiezo contra las rodillas de esta tristeza colgada de mi vida que se va desenrollando cada veintisiete de cada año más y más, como si mis años fueran lenguas en espiral que anhelan estirarse hasta quedarse planas como una gráfica cuyo límite cuando tiende a infinito es cero. sí hablo matemáticamente, es una wea super fea pasarse estudiando tanto, dormir sólo cuatro horas por noche, al final a una los números la acompañan por doquier, se salen de las páginas y se arrastran a mi paso, los números y todos los aviones que hago volar con los ojos levantándolos del plano del papel hacia la estratosfera. y no entiendo por qué todas las palabras técnicas en inglés empiezan por s. maldita letra s, maldito inglés aeronáutico. es horrible no descansar ni el día de tu cumpleaños. pero para qué habría de ser diferente este hoy, me cansé de esos clichés de pásatelo bien, yo creo que una no tiene motivos para celebrar que tiene una cifra de más en su edad, se me arruga el tiempo como una pasa, se me escurre como un granizo de plomo la vida entera y tengo que ir a festejarlo o qué. es una wea fea saber que ahora formo parte del porcentaje de diecinueveañeros. a mí me gustaban mis dieciocho y me quería quedar con ellos siempre. qué porquería. y que nadie me putee llamándome vieja.