recuerdo españa en una mañana de invierno en madrid.
la vida estaba ahí y yo me tropecé pero fue un momento feliz.
recuerdo el mundo con su vida, pero su vida.
ya nada queda,
solo dolor.
gritos en ciudades,
cuerpos que lloran:
nada volverá a ser como antes.
todos lloramos porque hay demasiado que llorar:
cuerpos apilados
funerarias que incineran muchos cuerpos la hora,
el aire que huele a pánico y a muerte,
la cuarentena del silencio y el vacío la vida que nunca más será.
luego vendrá la crisis,
el hambre acechará en cada boca,
lloraremos cuando recordemos que cualquier tiempo pasada fue mejor.
ya nada quedará en el mundo,
solo el dolor que es de todos nosotros,
y al menos es un dolor solidario,
aunque no podamos todavía abrazarnos y llorar sobre ningún hombro.
me duelen los ojos de llorar, pero sin lágrimas.
es un llanto que es parecido a una procesión: se lleva por dentro.
uno nunca se acostumbra a los llantos.
empiezo a creer que tengo depresión,
pero uno debe ser fuerte y cuando mira la cifra de aumentos de muertos,
seguir y seguir y pensar en que mañana será mejor.
ya nada volverá a ser como antes.
tan solo queda esperar.
¿qué? ya no importa, solo esperar.