19 octubre 2019

absurdo creer que la vida no discurre mientras tecleas como un zombi en búsqueda de aumentar esa autoestima con ese like patético de niño poco mimado - cuando miro a mi alrededor, algo de mí se muere porque veo la muerte ajena y muero en ellos. buscar algo más abajo que impacte en tu retina, mil imágenes, mil formas que te deslumbran porque buscas una foto más, y por qué no, otro like más, y tu dedo se desliza hacia abajo y te chocas conmigo cuando cruzas tú también el paso de peatones y cuando te veo desde el semáforo en el otro lado a veces pienso que me gustaría que cayeras, que al chocarte conmigo pudieras salir de tu abismo, que al romperse la pantalla de tu móvil volvieras a mirar el cielo azul que arriba de tu cabeza brilla y a veces se pone de un gris intermitente por esas espumas blancas de nubes que ya has olvidado, pero no pasa nada, porque paso de largo, la comedia continúa, buscas un tutorial de maquillaje que te haga sentir más guapa mientras las horas pasan y ay, hay algo terrible, la no-vergüenza de la incultura, el alardeo de lo estúpido, amamos la falta de desinformación mientras nuestra lengua corrosiva chupa el dedo angular porque escuece después de seis horas deslizando hacia abajo la puta pantalla que sólo te enseña muestras de muerte, igual que tú muestras la tuya, detrás de esa jodida pantalla, la vida de mierda no le interesa a este planeta porque eres un grano de pus insignificante en este universo, pero no pasa nada, porque mientras voy en el tren la alienación continúa, y entonces la chica de al lado resulta que es tu novia, ella te ha besado al despedirse porque se ha bajado en una parada anterior pero te juro que en estas 4 paradas que habéis permanecido delante creía que erais unos desconocidos porque ambos estabais mirando vuestros respectivos móviles - ¿para qué el amor de la carne pudiendo amar a través de un cristal? a veces pienso que nadie se salva y siento una soledad punzante, como una niña pequeña perdida en una ciudad gigante y no entiendo y tal vez si fuera un trozo de mí así no sentiría esa enorme alienación con ese sabor tan amargo de algas marinas en estado de putrefacción; a veces sumerjo mi cabeza hasta lo más hondo de este océano de personas y me ahoga tanto que quisiera no haber nacido jamás. a veces pienso, un animal llora a lo lejos, encerrado en un sótano inmundo, pero ay, la vida es hacer retos para que alguien se ría dieciocho segundos, o llamar a deliveroo para que te traiga la comida mientras miras en tu móvil que tu mejor amiga del instituto tiene un hijo con síndrome de down y te alegras porque hay algo de inmundicia añadida a eso de sentirte algo distinto a lo que eres. por un momento un pobre se siente menos pobre cuando el repartidor de comida llega con una hamburguesa sin pepinillos y un refresco con gas mojado y cansado porque sino, no cobra: porque por un momento te crees menos miserable de lo que eres, cuando ves a alguien más miserable que tú. 
¿por qué, por qué, por qué?
 el mundo es un mar perdido cabizbajo, y tal vez yo debería ahogarme por completo.