29 julio 2018

el sueño que tuve el sábado de mañana me ha hecho volver a escribir en este blog. 
para ser honesta, siempre he tenido un dolor acompañado de frustración porque siento que hay algo perdido y que tiene que ver con la escritura, algo que se asemejaría al reflejo de una momia que ve algo de resplandor en un espejo de su yo pasado. a veces he escrito sobre papel, he empezado unas cuantas novelas, escribo poesía o algo parecido, pero sigo con una barrera perpetua dentro de mí. esto no viene a cuento del sueño sobre el que iba a escribir, pero sí que es cierto una cosa: pasado el tiempo (llevo diez años con este blog abierto), aparte de que mi capacidad para escribir ha disminuido limitándose principalmente a las fases depresivas o situaciones similares, me he dado cuenta de que en el caso de la poesía, sólo soy capaz de escribirla en mi idioma materno, que es el rumano. no entiendo por qué, y tampoco entiendo esa relación, ya que he escrito durante años en español. pero en momentos de arrebatos de dolor, sucede una escritura automática en la cual se mezclan el castellano y mi idioma materno. digamos que en esos momentos las palabras anteceden al pensamiento, y no al revés. aunque según un estudio, en realidad muchas veces pensamos antes de lo que creemos: el inconsciente está procesando antes que nuestro consciente.
no me importa tampoco haberme alejado del tema que era el sueño que tuve, porque estoy escribiendo. durante mis bloqueos que han llegado a durar meses e incluso años, siempre he tenido una sensación de amputación, porque era consciente de que me faltaba esto, escribir. tiendo a infravalorar lo que escribo, aunque si soy sincera a veces he leído cosas mías del pasado, de hace 7-8 años (es increíble la velocidad del tiempo) y he sonreído pensando en que me estaba gustando aquéllo que leía. creo que en esas épocas estaba totalmente desinhibida, y el mecanismo inconsciente predominaba sobre el consciente que es aquél que me ha ido gobernando en los últimos años y que únicamente suelta su yugo en mis fases depresivas o ciertos momentos de extrema euforia y desinhibición.
el mero hecho de estar escribiendo sin pausas, sin pensar mucho en la palabra que seguirá, me hace sentir bien. me recuerda a mí misma hace unos años, porque no, ya no soy la misma. también es cierto que he seguido escribiendo, pero nunca en internet. y lo que he escrito ha sido olvidado por mí, teniendo acumulados cuadernos enteros llenos de líneas mezclados entre los libros en la biblioteca, como algo ya pasado, y peor aún, inexistente. digamos que mis escritos se volvieron una parte púdica de mi ser, inaccesible a los demás. 
aunque un día, hace un par de meses, en una crisis en el inicio de la enésima depresión, lloré de impotencia por ser incapaz de escribir en ese momento; semanas antes en un periodo de hiperproductividad había escrito tres guiones de novela y hasta dos guiones de película (estos dos últimos caminando por el campo gracias a luca, que me quería hacer ver que por mucho que diga que no tengo creatividad ya, la tengo ahí, pero siempre le tapo la boca con la mano de la inseguridad en mí misma). hace un par de meses, pues, en ese momento de horror a mí misma y ante la incapacidad de mi mente de crear así como la impotencia de mis manos de no poder escribir ni tan siquiera sin la complicidad de la mente - de manera automática, me fijé en una de las estanterías de la biblioteca, donde vi guardados cuatro cuadernos de escritos. y por un momento rompí ese cascarón de pudor y empecé a leer a luca cosas que había escrito y que desconocía y que es más, parecían ser de otra persona ya que transmitían mucho, tanto que me pregunté, ¿en qué momento escribí esto que no soy capaz siquiera de recordar? sí: habría sido en medio del dolor de una depresión, o en medio de un estado de ebriedad, o en medio de un estado de, quizás, hipomanía. y quizás por eso no recordaba haber escrito eso, o, sencillamente, debido a que en los últimos años siempre he considerado que toda creación mía es mediocridad y tras encontrarme con esos escritos de hace, como mucho, 3 años, me hizo reencontrarme con esa parte de ese yo amputado que tanta tristeza me genera.
me resulta extraño poder escribir sin pausas. eso significa que hay algo que ha vuelto. puede que sea por la depresión, que esta sea como la de 2015 que coincidió con mi mayor época de creatividad: escritos día tras día, decenas de canciones compuestas y grabadas por mí, la válvula del dolor abierta a la creatividad. no creo que sea igual que esa, ya que ahí el escribir era una compulsión extrema. a veces me levantaba en medio de la noche y escribía. me pasaba horas componiendo música con la guitarra y grabándome a mí misma con el teléfono móvil con la grabadora de sonidos y aunque esa calidad de audios no es precisamente buena, también me ha sorprendido a posteriori haberme escuchado, porque me pregunté, ¿realmente si he sido capaz de crear esto no podré volver a ser capaz nunca más?
considero que todo son fases, como todo en mi vida y que supongo que tiene que ver con mis enfermedades. pero más allá de eso, me siento bien, porque llevo un rato escribiendo sin juzgarme, sin pararme a pensar si hay algo que está bien. lo hago para mí. suenan de fondo los nocturnos de john field acompasados con la lavadora que he puesto y que se terminará pronto. antes vi el tambor girando y tuve ganas de centrifugar mi mente, por si se podía depurar alguno de esos pensamientos tristes e intrusivos que clavan sus dientes como pequeños vampiros de barro. pero he seguido escribiendo, que es una manera más de limpiar el cerebro, de vaciar el estanque y cambiar el agua de los peces que habitan en él, llenarlo de nenúfares y dejarlo estar, ya limpio, bajo el sol del verano.
ah, el sueño. sí: el sueño ha sido realmente raro. pero estoy dándome cuenta de que eso es secundario. hacía mucho que no entraba al blogger, y cuando vi un apartado de ''estadísticas'', entré por curiosidad. y con una grata sorpresa - no lo negaré, observé que todavía hay entradas mías que tienen muchas visitas, entradas escritas hace años, pero que tienen cientos de visitas. más allá de lo que podría ser un orgullo, hay un pensamiento que me hace pensar: no sé si esas estadísticas funcionan bien o no, pero si funcionan bien es que hay personas que me leen y que puede que aborrezcan o amen lo que escriba. o simplemente, les de igual. pero lo hacen. o si esas estadísticas están mal, me alegra saber que tampoco me condiciona escribir. es decir, si no ha sido vista por cientos de usuarios diferentes esas entradas realmente, no me importa en absoluto: estoy escribiendo y eso me hace realmente feliz.
¿el sueño? ah, sí, el sueño. voy a contar el sueño.
debajo de mi piso nunca ha vivido nadie desde que nos hemos mudado a españa, y en concreto, en este edificio (hace 16 años). yo vivo en la segunda planta y debajo de mi piso no vive nadie. pero ahora están haciendo reformas porque alguien ha comprado o alquilado, no sé. esto no forma parte del sueño, es la realidad. el sábado los obreros a las 8 de la mañana empezaron a hacer ruido. quise bajar, enfadada como es obvio, ya que después de una semana levantándome a las 5:30 para ir a trabajar, quería descansar el fin de semana. el viernes había salido con luca a tomar algo para despejarnos los dos después de una semana de trabajo. el caso es que me levantaron los obreros con el ruido y enfadada quise bajar, pero finalmente decidí intentar volver a dormir. yo no puedo dormir sin tapones de oído, y muchas veces luca, cuando no puedo dormir (que es bastante frecuente), me acaricia la cabeza y la frente, lo cual me relaja y me ayuda a dormir. intenté dormir de nuevo mientras luca me acariciaba la cabeza y lo conseguí. él estaba a mi lado tumbado trabajando con el portátil, ya despierto. me dormí, pero tras una hora y media me desperté sobresaltada de la pesadilla que había tenido y que posteriormente me dijo luca que era digna de un capítulo de ''el piloto ciego'', de giovanni papini. entonces pensé, ojalá no me hubiera dormido. pero me dormí, y el sueño fue el siguiente:
me despertaba y veía a luca mi lado con el ordenador. entonces, él me enseñaba un vídeo que había montado tras unas grabaciones que me había hecho mientras movía mi cabeza y mis brazos en el camisón de noche con el cual me acosté esa misma noche, algo parecido al vídeo de ''obedece a la morsa'': me movía de manera casi convulsa en la cama, con movimientos fijos. entonces él comparaba ese vídeo con unos vídeos de un ex-amigo suyo mediocre que se cree artista sin serlo y que trata con desprecio a los demás. yo entonces le dije: ''luca, ¿estoy soñando? es que cuando me he dormido después del ruido de los obreros tú estabas a mi lado con el ordenador, pero esto me parece un sueño''. él se limitó a decir que estoy despierta, pero yo dudando de sus palabras, me fui al salón, donde me encontré a mi padre y a mi madre con la misma ropa con la que los vi por la mañana cuando había salido de la habitación para quejarme del ruido de los obreros. entonces les dije desesperada ''mamá, papá, creo que estoy soñando, pero luca me ha dicho que estoy ya despierta''. entonces, mi madre me dijo: ''no estás soñando hija, tranquila, has tenido una pesadilla y ya está''. mi padre, como vio que seguía agitada, me dijo ''para ya, no exageres, tuviste un sueño en el cual creías estar soñando y ya está. estás despierta''. y justo en ese momento, mis dos gatos se habían puesto a pelear (como ocurre a veces en la realidad) y mi padre dijo: ''a ver estos gatos que se pelean otra vez, ¿qué ha pasado esta vez?''. entonces, ante la reacción de mis padres, me volví de nuevo a mi habitación donde luca seguía con su ordenador. y yo le dije''luca, es que creo que estoy soñando'', él me dijo, ''no, no estás soñando, silvia, tuviste un sueño, pero ya estás despierta, ya has visto que tus padres también te lo han dicho'' y en ese momento miré mi reflejo en la ventana y vi que no estaba ahí: yo no existía, en el sueño no estaba soñando para los demás, pero yo sabía que sí, hasta que vi que mi reflejo no estaba ahí, no había nada: yo no existía en mi sueño, por lo tanto sí, estaba soñando.
entonces desperté, sobresaltada. vi a luca en la misma posición que cuando me había dormido una hora y media antes y le dije: ''luca, he tenido una pesadilla, ¿estoy despierta de verdad?'', y él me dijo que sí. cuando le conté la pesadilla y es cuando me dijo lo de giovanni papini. luego se lo conté a mis padres, que estaban en el salón, con la misma ropa de antes de dormirme y con la misma ropa del sueño, y mi padre dijo que alguna vez ha soñado algo parecido y que es una sensación horrible.
no creo estar viviendo un sueño, pero a veces pienso en los extraños que son los sueños, porque pese a todo, nadie sabe a ciencia cierta lo que son. y que la vida a veces es un sopor, una imposición a cerrar los párpados a pesar de saber que seguirás sabiendo lo que hay allá. y ahora, aún siendo consciente de que estoy despierta (¿o no?) se me vienen a la mente las palabras de segismundo, en ''la vida es sueño'', de calderón:
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño; 
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.