08 abril 2014

hay una anti-creatividad dentro de mí. es un hecho, desde que soy incapaz de escribir y no sólo, de pensar, cuando intento pensar cómo era capaz de pensar y escribir como antes me doy cuenta de que algo ha ido decayendo en mí inevitablemente. sentarse y pensar, escribir sin parar. independientemente de la lista de reproducción que haya, no puedo ir más allá de quedarme sentada y pensar en que estoy sentada e intento pensar y escribir en vano sin llegar siquiera a poner una letra, entrando en ese bucle que es similar al que aparece cuando pones un espejo delante de otro espejo. es verdad que la vida son etapas, que si ahora vivo en sequía de inspiración hace ya años y que quizás sea así para siempre, lo cual me replantee mi propio concepto de vida: no es un vaciar solo de tiempo, también puede que yo misma sea un botijo con más relleno que cae y se derrama. no es solo el tiempo el que está dentro y fuera, hay algo a lo que no puede una culpar de su falta de creatividad. una cosa que antes había en mí era la inspiración, el hilo que me permitía crear mundo fuera y dentro de mí. ¿entonces el botijo está vacío? ni siquiera me puedo comparar a eso, desde que me he tragado literalmente un globo inflado que ahora se va desinflando poco a poco a medida que respiro, solo para tener una compañía en esta agonía que es el darse cuenta de la propia decadencia. una muerte anunciada.