28 mayo 2012

renaciendo.

la hierba cosquillea mi sien,
me embriaga el sol de primavera.

la tierra aún húmeda
desprende un olor
a lluvia, libertad.

la brisa amamanta mi sueño
con el aroma de los cerezos.
me siento desprendida de todo dolor
en medio de tanta calma.

veo los años venideros:
es una serpiente deslizándose
en medio del desierto mundano.
su sombra aún acaricia mis ojos,
aún recubre estos pasos.

siento el calor de un sueño
que crece en medio de este cosmos,
donde el infinito me mece lentamente
en una cuna de pétalos rosados.

un nuevo amor
brota como un embrión
en esta tierra seca.
sé que la lluvia caerá
sobre esta semilla de nenúfar,
que crecerá envolviéndome el corazón.

en otros mares se baña
este ancla de fuerzas infinitas.
ya me acaricia las mejillas
otra mano llena de vida
que se posa sobre esta la mía
como una mariposa renaciendo 
bajo una cicatriz que ya se marchita.

suspiro y un escarabajo
cae sobra mis párpados.
un beso de unos nuevos labios
recobra el rubor de estos míos.

toco con una mano una rama perdida.
sé que ahora su hogar es esta palma,
la siento como un recuerdo de mi infancia.

me siento bien volviendo a la vida.
saboreo otras palabras,
la quietud de mi alma anega mi rutina.
un río de ensueño
riega este cuerpo que ayer yacía muerto,
abandonado en una esquina.

escucho los pasos lentos
de un caballo que se aleja
cuesta abajo.

cierro de nuevos los ojos.
el sol, también se marcha.
una mano se queda sobre la mía:
ese relámpago que llegó a mí
en medio de la mayor tormenta de mi vida,
ahora apacigua esta sangre,
ahora me devuelve a la vida.

ese que se enjuagaba con mi llanto
mientras por dentro yo moría,
ahora planta un nuevo mapa 
sobre esta piel descolorida
con el pincel de un resurgir inesperado,
brusco, repentino.

cierro los ojos,
y un beso me adormece.
ya cae la noche,
y otra caricia envuelve estas ramas.
el tiempo se ha consumido en días
como si hubieran pasado mil años.

la paz anida de nuevo en mi rostro.
cierro los ojos,
y un sueño dulce se junta con el mío.