24 mayo 2012

mi amor.

mi amor,
dime tú si entiendes este extraño algoritmo:
a medida que pasa el tiempo,
más crece este amor de terciopelo primaveral.


siempre te llevo en mí:
eres tú quien porta la flor de mis días
que se abre al sol de la mañana.
el rocío que vierten tus palabras
es el abrevadero de nuestros sueños.


me siento bien.
la calma, esa hormiga que serpentea
en mi melena,
esa que acaricias con tus dedos,
me hunde en sus brazos de delicada carne.


extraño tu voz que era caricia para mi alma.
sé que algún será mi despertar,
también lo último que escuche
cuando la lámpara se apague
y mi cuerpo se refugie en el tuyo.


ya sé que de momento 
no podré salir de esta postal:
acá me poso como un sello de carmín
sobre esta distancia,
que es la única roca que separa nuestros cuerpos.
acá me quedo,
en esta rutina,
este gusano de seda que teje la delicadeza
que algún día será nuestro castillo.


ya sé que aún tengo que retorcerme
en esta espiral de espera
que en su mecanismo intermitente de tortura y tregua,
me irrita y desespera.
pero es una desesperación de máquina eléctrica,
de electrodos que chocan con mis mejillas,
mientras me acurruco en un nido que poco a poco va creciendo.
las ramas que voy recogiendo
son de ese árbol que me darán tus frutos.


mi amor,
dime si entiendes tú esta extraña ecuación:
cuanto más pasa el tiempo, más te amo,
y más libre me siento amándote así.