22 mayo 2012

a mi amor.

lloro un poco de sosa cáustica
mientras escribo estos versos.
extraño al que es mi amor,
mi vida, mi sueño, mi todo.


sedada estoy en una estación,
perdida entre luces ebrias,
como una brisa que prostituye 
sus partículas de polvo y arena.


estoy fumándome un cigarro.
una canción penetra en mis tímpanos,
es tu mano que me acaricia estas mejillas
heridas por mi propio llanto.


en mi memoria tus palabras
crecen como árboles cuyos frutos
nutren esta mi soledad
de lluvia intercalada con olas de calor,
de pronósticos mal calculados.


alzando el vuelo día a día,
ya trazo otra vida junto a ti.
las mandíbulas de este mundo
ya no abrasarán más esta carne
cuando sea tuyo y solo tuyo mi cuerpo
y el destino sacrifique su pan, sus hijos
por ti y por mí, mi amor.


te amo.
te amo cada día más,
y no puedo irme de ese amor,
que quise que fuera odio,
que lo mastiqué y lo escupí como despecho,
que lo convertí en un dinosaurio
capaz de devorar todo lo que fuimos.


te amo y ya no me importa amarte.
estudio mucho cada día.
mi mamá me trajo una blusa nueva
-me veo hasta más bonita en medio de esta primavera.
mi gato duerme conmigo
(a veces lo abrazo pensando que eres tú,
pero luego recuerdo que estás al otro lado de la cama).


la vida sigue igual.
transcurren los días con mi compañera, la angustia.
las noches la lámpara que ilumina
ese montón de papeles que es mi futuro,
me irrita las pupilas.
pero allá me veo
entre letras, y definiciones,
y signos y síntomas,
y patologías cardiovasculares-
todo eso que son tejas de mi tejado,
vértebras de mi futuro.


te amo y cada día te amo más.
me he instalado en una espera perpetua
donde no te espero con el ansia de un primer día,
sino con la alegría de vernos crecer.
te pienso y te veo allá, volando,
ya se oxidan las cadenas
que te mantenían preso a eso que un día fuimos.


ya eso también crece libre.
somos sin matarnos.


te amo tanto que no me importa amarte,
que estés tan lejos, no sé a dónde.
de vez en cuando un cisne que vuela
me lleva cerca de ti: te veo un poco,
escucho ese corazón tuyo llenándose de vida
y me lleno de ti y de tu cuerpo.


siempre te asomas como una ola
en medio del desierto de las horas.


eres tú, y solo tú, mi amor,
quien puede atravesar este océano
que baña mi cuerpo cansado.


mataste a ese amor que desgarraba,
acuchillaste ese amor de pus y llanto,
de promesas, noches de insomnio,
destrucción diaria.
mataste al amor que nos mataba
para plantar el Amor, el sueño.


cada día que pasa,
más crece este amor,
y la pureza de saberte, allá, siempre conmigo
(ya dejo de ser algo egoísta, al fin).


no necesito nada tuyo.
me basta verte ahí, en un trozo de mapa,
surcando los mares, mascando la tierra
que te dio cobijo cuando aprendiste a caminar.
me basta con verte avanzar por esa senda
que lejos de la mía, te llevará
al mismo punto cardinal que yo:
ahí estaremos, fuera de todos,
rodeados de lo tuyo y lo mío,
tu tierra, tu sangre, tu pasado,
mi tierra, mi sangre, mi pasado.


el sueño ya es hambre.
ya pesan sobre estos párpados
los ladrillos de la madrugada.
tejiendo están las arañas del sueño
el sueño donde estamos tú y yo.


te amo, sueño mío.
te espero en ese mañana que será
una cesta llena de nuestros frutos maduros.


mientras el hoy se prolongue días,
meses, años,
¡no importa cuanto!
esperaré toda la vida si hace falta.
mientras,
seguiré volando tan alto como pueda,
y no me detendré más.