25 mayo 2012

estoy fuera, coño.

No tiene sentido nada. Escribo porque me poseen mis músculos, de algún modo se trata de un automoatismo que ni yo comprendo. La tecnología avanza, sí. Antes discutí con mi mejor amiga, y ahora estoy hablando palabras soeces con un muchacho, que me propone quedar para fornicar, que se corra en mi boca, y me promete, también, algo de amor. Que soy especial, que nunca conoció a nadie tan increíble como yo blablabla. Esos actos humanos de blablabla. Hoy me siento despojada de mi propia inspiración. Me asquea todo. Me voy de aquí. No tiene sentido seguir. Me voy, adiós. No creo en nada. No tiene sentido creer en nada. Me orino en el mundo. Orina diluida con concentración elevada de rabia y algo que yo qué sé. Venga, chico. Se mundo. Adelante, córrete sobre su tejido linfoinde y sé él. Adiós. Me voy, yo ya estoy fuera, alguien llegará a entender esto, y si no, que me coman el coño. Me voy a meter los dedos en la vagina y me voy a masturbar como una zorra esta noche. Hala, adiós.