30 mayo 2012

cavidad peritoneal. biblioteca.

el despertar se ha convertido en ese abrir de pestañas de internet
automáticas]
donde sale siempre en primer plano la noticia del día
mientras mi lengua nota la insensatez de mi avaricia
para con las pastillas de sacarina]


no me disgusta vivir en este mundo
de subida de impuestos y suicidios masivos,
consumo de radiofrecuencia enferma]


no me disgusta
''la inyección de dinero público para la salvación de bancos''
y esa jodida repetición de hemorragia que sale por la boca,
como un vómito de humanidad triturada, desganada,


como un escupitajo de vísceras
sobre pantalla de tecnología moderna
(otro escopetazo de este nuestro progreso).


sí me disgusta
la dificultad
al remover estas pastillas de sacarina,
que hasta deshacerse en ese charco marrón
el tiempo va y viene otras cien veces.


sí me disgusta
el chirriar de la cuchara rozando la cerámica
como un chillido de niño en una selva,
este girar alrededor de ese epicentro doloroso:
el sueño que me perfora el cráneo]


no tengo motivo alguno
para asentarme en este charco infesto
de titulares que compiten por arañar nuestra insolencia]
la fe de un nuevo mundo es esa mosca
que viene a poner sus larvas sobre nuestras carnes]


sí tengo un motivo
para enfadarme con ese maldito polen
que como enemigo en una batalla campal
invade mis fosas nasales, mis ojos, mi garganta,
lanzando sus misiles de reacciones antígeno/alérgeno.


no me importa
ponerme en la vía de un tren
y quedarme imaginando mi cuerpo descuartizado
para luego volverme a casa,
encender la televisión
y ver el canal fdf mientras me como una ensaladilla rusa.


la vida es el abanico que no cesa
de ventilar una y otra vez el polvo
de ácaros y partículas que contaminan mi alma]


hoy soy, quizás, más libre que ayer,
pero ya no me importa esclavizarme.


el acostar se ha convertido
en ese ritual para espantar el insomnio:
dos cápsulas o tres y masturbación
y vuelta a empezar en el sueño]


ya no me importa descender
bajo la mirada ácida del tiempo.
mastico un chicle de fresa amargo
mientras planeo mi viaje al este]


el despertar y el acostar
se han convertido en una misma cosa:
la noche y el día rumiando
lo que creí que iba a ser en otro.


debe una aposentarse en su trono
de biblioteca, vuelo low cost y olvido]


ya no me importa morir en un jazz
mientras la noche se agota como la espuma del café.
un poco más debo tomar:
mi concentración se escapa como un gusano
bajo esta luz que nos penetra a todos
las cabezas como computadoras secas]


-la noche será larga,
mañana tengo examen
y mis ojos se atarán a estos apuntes de anatomía
(o titulares, vuelos low cost, recetas de cocina light,
ofertas de campanas extractoras,
o mismamente, los pechos medio descubiertos
de la mujer que delante mía
también rumia en unos papeles,
parecen de economía empresarial).