24 noviembre 2011

Guión para un futuro cortometraje: una sala inaugurada en la facultad de Medicina, con dos camas y una planta en una esquina; luces de neón naranja alumbrando débilmente. La gente va pasando de dos en dos, se sientan, giran el reloj poniendo en marcha el despertador, se tumban en la cama y cierran los ojos. Antes encienden el interruptor que está al lado de la planta, y entran en un profundo sueño. Despiertan con el sonido del despertador, que es una música diferente para cada día. Cinco canciones para los cinco días lectivos de la semana. Hoy toca ''Hello, Dolly'', de Louis Armstrong. Salen enérgicos de la habitación, y otros dos los sustituye. Ciclo para las horas en las que permanece abierta la facultad: descanso para los estudiantes. A la salida, un chico disfrazado de pollo amarillo reparte propagandas con pizzas reducidas al cincuenta por ciento. Alguien pasa, coge un folleto, y le entra un hambre atroz, repentinamente. Otro pasa y cierra los ojos: sabe que al ver el folleto, se le activarán sus receptores sensoriales, y le entrará mucha, mucha hambre, así que prefiere evitarlo. Ando hacia mi casa escuchando Johnny Cash, y todo esto me parece tan estúpido que me tropiezo por el camino, y al levantarme veo un anuncio en una pancarta publicitando mi cortometraje...Me entra una extraña excitación, cierro los ojos y aparezco de nuevo, aquí. Ya es miércoles.