24 abril 2011

Domingo.

Hace unos días que no limpian las escaleras. La cucaracha de primero sigue patas arriba, encogida como una momia. Me resulta incluso bella, tan aplastada e insignificante ahí abajo, entre milímetros de polvo y excrementos. Me gusta pararme a verla siempre e imaginar que en cualquier momento recobrará vida, me asustaré y caeré rodando hacia abajo, golpeándome la cabeza y acabando con amnesia crónica. Pero lo único que verdaderamente me podría producir pavor de todo esto, es que trece escalones más abajo el ciclo natural de las cosas se rompiera. Aunque podría fingir que nada ha cambiado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa sensación tan extraña que te invade cuando entras en el portal. Como si tuvieras que trepar una montaña. Y no quieres. Como si fueras al matadero. Deseas de repente quedarte fuera para siempre.

Anónimo dijo...

me ha quedado la duda de por qué todas las cucarachas mueren patas arriba...

cielo ruidoso. dijo...

creo que has aparecido en mi ruta llena de niebla hoy.