02 diciembre 2010

enésima decepción.

qué absurda que soy. ojalá un extraterrestre me secuestrara ahora mismo y me lavara el cerebro. así conseguiría olvidarme de lo que soy, y lo que los demás significan para mí. no quiero saber nada de nadie. no sé por qué intento abrirme con los demás, y cuando lo consigo, los otros me golpean, me hieren y me escupen. hoy confesé a mis compañeras de clase que de pequeña me tocaba con mis peluches, y ellas se sorprendieron y me dijeron que estoy loca, pensaron que esas cosas son típicas de una niña perturbada, futura esquizofrénica o algo así. ¿para qué expongo tanto mis intimidades? ¿para que me señalen con el dedo? pues que se metan sus prejuicios por el culo y aprendan a tolerar más. el concepto de normalidad me parece una necesidad enferma de la sociedad humana para esconder los propios complejos, que si a mí me gusta jugar a los partos y ponerme una almohada pegada con cinta adhesiva sobre mi vientre, mirarme luego al espejo y hacerme la embarazada inventándome nombres para mis supuestos quintillizos, pues lo hago, y si me gusta que el fuego me queme por dentro, lo hago. no hago ningún mal a nadie, que la moralidad caduca con cada acción y me he cansado tanto de ser juzgada por no pensar como lo hace la mayoría.

ay, se me está incendiando el corazón.
voy a sacármelo y cortarlo en una bandeja.

o mejor, encenderé una hoguera con él. calentaré mis manos y mis pies. quizá te invite a tomar un té y acabemos quemándonos los dos. luego todo pasará, nada tendrá sentido, y acabarás siendo una anécdota más de mi vida. pero da igual, ven conmigo.

total, si a nadie le importo, todos somos unas desgraciadas gotas de agua fecal.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Desearía que por fin me dejaras conocerte, y que de tanto contarme tus intimidades, llegaras a importarme... eso si de leerte no me importaras ya. Pero no me hagas caso: acabo de beberme unas cuantas cervezas.
Kröger

J. dijo...

La gente es así de arrogante. Dan asco

osvalda emerenciana toribia del inocente dijo...

te dejo, k, si luego me dejas decepcionarte.