31 diciembre 2010

Anoche soñé que vomitaba lombrices. He tomado la decisión de matar la rutina. Lo hice esta mañana. Sangró mucho, pero valió la pena. Ahora me toca huir de cualquier atisbo de monotonía. Me he cansado de vivir de esta manera tan asquerosa. Mi cerebro está entumecido. Las ideas ruedan como canicas deformes. Bueno, residuos de antiguas ideas. No soy capaz de fabricar otras nuevas. Me fallan los motores. Se me han oxidado. Habrá que lubricarlos con un forzado aislamiento interior. Sí. Me voy a aislar de mí misma. Porque me hago mucho daño. Soy nociva para mi salud mental. Voy a separarme de mi persona. Ea. Me duele el ser. Voy a tirarlo a la papelera. Pero antes, haré un avión con él. Un avión de papel manchado, con mis propias manos, modelando mi estupidez, y tirándola a la basura. Adiós.