02 septiembre 2009

La muerte es una sustancia intrínseca a nosotros, una materia inherente que no se merece que la desvaloricen de tal manera. Cuando pienso en que mañana me levantaré como lo hice hoy, me avergüenzo de ser, pero el pudor se acrecenta más aún cuando me encuentro desnuda, repentinamente, delante de mi yo liberado, que se burla de mi patético estado de continuo letargo existencial. Otro día más, qué hermoso es septiembre al desplegarse como una hoja de ciprés bajo nuestros pies. Pero qué importa eso, si realmente el hoy es un instrumento para encadenarme más aún a esta prolongación que no tiene sentido alguno. Mientras estás leyendo esto, te estás consumiendo un poco más, y no quieres darte cuenta de ello. O, si lo haces, prefieres reprimir, por una vez más, ese deseo incontrolable de acabar contigo, como si eso fuera algo malo, y para nada lo es. El suicidio es catarsis, es la emancipación de tu yo del propio yo, nada más puro puede haber que autodestruirse para cerrar ese absurdo ciclo vital al que nos arrojan sin antes consultar. Pero siempre hay algo que te ata aquí. Las metas, el propósito de superarse a uno mismo, de ser mañana mucho más de lo que hoy eres. Pero, ¿cómo iba a saber yo todo esto? ¿Como pretendo yo entender todo esto? Lo diré porque yo estoy estancada, he alcanzado el estado de máximo aturdimiento mental. Estoy hibernando. Llevo hibernando años, desde que empecé a crecer porque el mundo me obligó a ello. Yo no quiero crecer y que el báculo de la frustración en unos años ayude a mis débiles piernas cubiertas de ruina a caminar. Seré una vieja ridícula rodeada de otros seres ridículos que entre dejar de ser y seguir siendo eligieron la segunda opción, que por cierto, ninguna compensatoria tendrá. Yo preferiría la primera opción, pero solo en este mismo momento, cuando al leer me juzgas y deseas que algún meteorito impacte contra mi cráneo y me haga desaparecer por siempre, pero yo sé que en realidad es por el cerval miedo que tienes a tu propio descontrol, sí, es el pánico a dejar de ser que nos lleva persiguiendo desde que salimos del útero de nuestra madre. Pero yo sé que es porque nos enseñan a ser, cuando en realidad, deberían enseñarnos a dejar de ser sin estímulo externo alguno, por iniciativa propia. Pero, ¡oh!, ¿qué digo? Hay que enseñar el suicidio como un modo de ser, como una opción de más, acabar con ese prejuicio que se tiene sobre ello. Venga, insúltame, adelante, sé lo que estás pensando sobre mí, pero no me importa. Sin embargo, no me negarás que alguna que otra noche, cuando te has metido en la cama, has pensado que tus sábanas son lenguas demoníacas que desearías que te estrangularan en ese instante, porque todas las ideas homicidas se agolparon de repente en tu cabeza, y te obturaron la visión real sobre tu ser. Pero desde luego que, al igual que yo, en esos momentos prefieres bajar las persianas oculares que te llevan, por una vez más, a seguir siendo entre los demás, junto a los demás. Siempre acabamos volviendo a agregar nuestro ente al grasiento nido que alberga al resto de la humanidad. Nunca nadie se atreve a hablar de como dejar de ser, pero físicamente, porque tantos no son y creen serlo por el mero hecho de sentir su corazón palpitar en el pecho, y desperdician el tiempo, sin saberlo. Pero bah, eso es lo de menos. El caso es que mis libros empiezan a podrirse y las paredes de mi habitación van menguando; he decidido ser médico y que mi vida sea menos miserable. He buscado algo externo a mí para ello, ay, he caído de esa altura tan grande a la que estaba, he disminuido mi superioridad, maldita sea, ya no soy tanto como lo fui antes. Me he quedado sin fuentes internas de satisfacción, y ahora tengo que encontrarlo en las demás cosas. Menudo disgusto. Pero ahora me marcho, el dentista me espera.

La vida me parece maravillosa mientras observo el gotelé que veo, tumbada en el sillón de cuero, con los dientes temblando de una inercia sofocante. El olor a medicinas me hace sentir bien, y me imagino cómo me vería a mí misma si yo fuera la dentista, y cómo me vería ella si ella fuera la paciente. Ya ha pasado una hora, y estoy volviendo a casa. Qué bonita la calle, qué feliz me siento. Qué bonitos los coches, qué feliz me siento. Qué bonitos los semáforos, qué feliz me siento. Y pensar que hace menos de dos horas me sentía tan, tan, tan mal. Soy yo, la desgraciada montaña rusa emocional. Escucho la banda sonora de American Beauty, que es la banda sonora de mi vida. Any other time cuando quisiera morirme, y Dead already cuando tengo ganas de correr(me) de alegría. Ahora, suena Dead already. Sí, reconozco que ante la música soy extremadamente elástica. Pero sólo ante la música, la maquinaria que maneja mis sentimientos como le da la gana. Bah.

11 comentarios:

Unscented Flower dijo...

quedate asi siempre siempre
y yo estare borracha siempre siempre
ah que efimera es la felicidad, aunque la busquemos en sitios diferentes

Anónimo dijo...

porque sera que ir al dentista te puso feliz?

Didac Udagoien dijo...

de eso se trata, de ir uniendo felicidades.

Anónimo dijo...

emborrachar tan o cuan el concepto mismo a la inmensura de vitalidad que fraguan tua manos cuando gritan esas letras.. Sabré nulo en sobre del maskharah al que escribe, es el es con faz nemerado de uno o sé es un vil intérprete del mismo al hay en cada soy; mas sabré apreciar gestos los cuales de complicidad confiando enmascarada que en sublíneas borbotean las líneas de esa tinta a la espera.


La promesa es una sola: continuidad de lo mío mi sombrero sobre el tuyo, los pies quizás con de mi la única palabra que no se borrará.

Hozbelya dijo...

megusta leeerte porq nome dejasrespirar.

Hozbelya dijo...

mujer queme sonrojo...lafoto es mía.gracias por lode hermosa.......

Pablofe dijo...

Acabo de sentir una cosa muy extraña leyendote...


...y sentir algo ya es mucho.

Seguire leyendote, ojala compartir ideas.

Adios

Ágape dijo...

No es que no lo piense, es que si lo hago no podré idear una nueva forma de autodestrucción, y me temo que eso siempre es divertido...

Iz/ be.ll dijo...

Soy fan de los soundtracks :P ya ni se que hay de nuevo en la musica... y ni me interesa...

Anónimo dijo...

has estado muy muy floja

Anónimo dijo...

no sé si seré tan bueno conversando.. lo que sí comeríamos muchas naranjas; yo haria un ALF de plastilina y tú podrías armar un avión a escala para que nos fuéramos todos a Saturno.. y la bencina? ALF nos diría cómo. Después él mismo se transformaría en un tacho o en una boca grande.. yo no quiero ensuciar saturno, aparte no me gustan las naranjas!

o si?

creo que sí