28 agosto 2009

se ha descompuesto la manada que habitaba en mi mente desde hacía siglos,
y ahora esta es un pastizal para alimentar a buitres con la carne sobrada del yo.
la estancia en el punzante sarcófago que sepulta mi verdadero ser
acaba de empezar, y sé que aún no acaba.
quisiera morirme y resucitar en otras circunstancias menos fatales,
en brazos de esa tierra que una vez fue mía.
arrastro este cuerpo hacia la tumba que me espera,
donde se despliegan con impaciencia las plegarias,
los llantos y dolores que roen las mejillas.
que me entierren y yo vea mi propio entierro,
y el último pasaje de mi rostro yermo
antes de que el féretro me oculte por siempre de esta vida.
mi piel entera envuelta en sudarios
será la desembocadura de todos los tiempos míos,
y sobre ella cabalgarán los ángeles,
trotando con desdén sobre mis bestias corporales.
me veo en el recuerdo volviendo a existir,
mientras gusanos me consumen a oscuras.
ya nada siento, alrededor todo es vacío,
y aquí, dentro de mí, la nada.
mi epitafio será el dolor y el hastío,
y nunca nadie más me recordará.