26 julio 2009

es un suicidio lírico, pero nada práctico. hago una dicotomía entre este yo y el otro, pero ambas partes me pertenecen a mí: una incisión quirúrgica me divide en dos y luego una misma cosa vuelve a unir las dos mitades. toda incisión quirúrgica es en realidad mi ciclotimia. ahora estoy demasiado bien, ahora estoy demasiado mal. ya es inminente, este hemisferio totalmente opuesto a ese otro que luego me compondrá ahora viene a maniobrar mis sentidos, pero luego ese otro hemisferio totalmente opuesto dilatará la musculatura del pesar dejando como cicatriz un éxtasis inexplicable. soy la marioneta de mis emociones, cohetes que se alejan de mi órbita racional en cuanto me dejo arrastrar por la inercia de la imaginación. quiero saltar ese muro de realidad tan denso y lleno de hiedras. abro la ventana y el edificio que hay delante parece una tarántula rectangular que por dentro tiene unos pequeños hombres hechos de piezas lego multicolores. todos parecen venir de otra dimensión y entrelazan sus bostezos plásticos para dirigirse a un mismo sueño, construido, también, con piezas lego multicolores. la noche es una polilla que tiene cientos de caras que cambian conforme van avanzando las horas, como unos cromos de pegatina fosforescente. jesucristo ha caído del cielo disfrazado de farola fundida y dios parece ahora la píldora infalible para embarcarse hacia lo utópico. pero yo prefiero usar como medio de transporte hacia lo utópico las conexiones neuronales que flotan en mi desconocida materia cefálica, la verdadera diosa de mi inmortalidad. esta ciudad es una convulsión descompasada de la gran orbe enferma. quiero dormirme ya, es que me siento demasiado feliz, y no sé cuándo volverá a maniobrarme ese otro hemisferio tan opuesto a este. quiero mejor prevenirlo todo. sí, debo hacerlo.