25 julio 2009

Dolor febril,
maquinaria incesante de molerme deprisa,
deprisa,
deprisa.

Vuelve una y otra vez,
sin ser llamada,
esta terrible náusea,
el fin de este instante
trepando por mis nudillos
como arañas sobre paredes desteñidas.

Pero más allá
siento que hay algo,
el horizonte fecunda estas palabras
que en la mañana tejen en mis pestañas
una muerte dispuesta a acogerme en sus brazos.

Dolor febril,
maquinaria incesante de molerme deprisa,
deprisa,
deprisa.