03 mayo 2009

el insomnio condensado en una pastilla bicolor como si fuera una bandera izada en mi cráneo, la madrugada tiembla en mi lengua y de repente creo escuchar que ya es mañana, que nunca fue ayer, que hoy nunca es, y me sacuden mil acordes y ya nada puedo hacer. y el mundo es un minúsculo microbio, un paréntesis entre la noche y el amanecer, un ajedrez del que no formo parte, y me descompongo como una pieza rumiada una y otra vez entre sus mordientes articulaciones gástricas. y no me asombra ya esta locura insaciable, y el dolor sale despedido del costado como un fusil de chispas incandescentes que me abrasan por dentro y encienden todas las estrellas de esta bóveda sangrienta que es mi presente. y de mis clavículas se sale mi sombra bifurcada y va triturando esa otra sombra que quiere a cada rato estallar en mis tímpanos disfrazada de canción, o de cualquier otra amalgama de sentimientos inexactos que pretenden matarme despacio, despacio, despacio.