04 abril 2009

eres

compartimos una geometría imprecisa en nuestra manera de ser, pero sí que hay una total simetría en nuestra forma de pasar desapercibidos el uno del otro. aparentemente, porque en mi caso no se trata de eso, sino más bien de un fingimiento sutil y también inexplicable, algo que me sale como un impulso de manera espontánea, aunque en ese momento desee hacer todo lo contrario. es que estoy en continuo conflicto con esa extraña cosa, tengo una fobia atroz a que sepan qué siento, a exteriorizar mis sentimientos, y me puedo estar muriendo del dolor ahora mismo, pero que nadie de mi entorno lo sepa, y, que por el contrario, parezca que realmente estoy bien. carezco de esperanza alguna, y sin embargo, puedo vender una cantidad incalculable de ilusiones y que aún me sobren, porque las fabrico inconscientemente. uso para ello una vanidad hiriente que teje a partir de cualquier cosa insignificante y completamente normal para los demás un mundo entero que hace girar los motores de mi corazón y pone en marcha un complejo mecanismo de fantasía que me alimenta en ese instante la vida entera de ilusiones. pero son unas ilusiones realmente crueles, unos terribles reflejos distorsionados de la realidad, que, sin embargo, en esos momentos, me hacen atravesar todas las cosas, y yo me salgo del mundo, y el mundo ya no es ningún mundo, y me parece que las caras que vi esa mañana en el metro recuerdan a tu cara, y el cielo y sus destellos primaverales recuerdan a tus ojos y siento que ya no hay cielo, sino tus ojos, y siento que tus ojos ya no son tus ojos, sino ese cielo de destellos primaverales, y creo ver cómo se ensanchan las calles, los pasillos, los techos y todas las demás cosas que nos rodean, y mandamos al carajo el resto del planeta y caemos rendidos sobre ese lecho de espuma que brota de la posterioridad y condensamos nuestros destinos en uno y sólo dejamos espacio para el amor. todo eso me ocurre en ese momento infinitesimal cuando casualmente te fijas en mí con esa futilidad con la que eriges sobre otros cuerpos la misma ráfaga azul de tus ojos. me duele, me duele ser una baraja más, otra página olvidada de más dentro del libro de tu rutina diaria. quisiera ser un semáforo en tu trayectoria visual, que te detuvieras en mí cada vez que me mires, que al mirarme sintieras todo eso que yo siento, ese burbujeo de sentimientos candentes, esas lágrimas que me lloran por dentro. no sabes que mediante ese acto tan estúpido para los demás en el cual pasas por mi lado y yo dejo de existir para ti porque decides excluirme de tu camino, yo deshojo por dentro un dolor feroz, y tengo ganas de que todo deje de inventarse a mi alrededor y me hundo en una tristeza que creo inigualable. ni te imaginas cuánto te esperé llegar, ni te imaginas todo esto que me está pasando, y es tan horrible saber que no te imaginas nada de esto. idiota, creo que te quiero, pero de verdad.