01 abril 2009

no quiero más títulos.

sigo en este obstinado mecanismo de guardarme el llanto
en un cajón lleno de fábulas y despedidas
y dejarlo ahí hasta que tú te marchas
y sienta que el mundo es sólo un arpa
que no descifra más que baladas sin textura.

sigo en ese obstinado mecanismo de levantarme en la mañana
y dilatarme en los senderos que ahuecan el porvenir,
por si acaso encuentro algún camino en su azar
en donde encontrarme con tu indiferencia
y fingir con descaro obstruirme en la nada
y evaporarme en un instante ante tu presencia.

sigo en ese obstinado mecanismo de enredarme a los tópicos
y disolverme en el azúcar del pesar
y llorar las palabras como si fueran lágrimas,
y hablar sólo lágrimas como si fueran palabras,
y sentarme en el tiempo como si fueran horizontes
y beberme los horizontes como si fueran tiempo
y respirando tu ausencia como si fueran oxígeno
y naufragando en el oxígeno como si fuera tu ausencia,
y bordando el desconsuelo como si fuera una lejanía
y muriendo en tu lejanía como en un desconsuelo,
y gastándome como un cosmos de hastío en tus membranas,
y muriendo, despacio, mientras tú labras mi dolor.