23 marzo 2009

si hoy tuviera que elegir un motivo para vivir, elegiría el reflejo del sol posado en la acera, serpenteando entre mis pies. o este sentimiento sin sabor alguno que sin embargo tiembla como un huracán en este corazón destartalado. o el simple hecho de haber dormido una sóla noche bajo las estrellas: yo quiero que sean más, quiero multiplicar los argumentos para poder sonreir mientras recuerdo, quiero ver despedazarse bajo la luna mil noches más sobre mis ojos. o elegiría cualquier otra cosa, por muy contraproducente que fuera, por la mera razón de rebelarme contra mi propia corriente y desquitarme de mi camino, trazar mi propio mapa de los sueños, sin límites ni accidentes geográficos, sin mí, sin nadie. elegiría quedarme un día más, sólo porque a pesar de que no existe el amor en segunda persona, ni la amistad verdadera, sí existe la ilusión de que algún día aparecerá todo aquéllo. no hace falta que todo sea palpable, puedo crearlo con la ilusión, trazando su sombra en el futuro y percibirlo de lejos; al menos, una brisa que trae ese olor ardiente acaricia mi piel, y ya lo siento, aún esté lejos, pero está. aunque ya no crea en nada, me cuesta retroceder, y prefiero contrarrestarlo de cualquier manera, creando un infinito a partir de porción ínfíma de razón, porque sé que irá creciendo sólo hasta llegar a abarcar incluso aquéllas cosas malas, aquéllas carencias que ahora puedan dolerme. pero si hoy tuviera que elegir un motivo para morir, no podría hacerlo. he decidido tirar al vacío la decepción, no quiero sufrirla más. yo voy a ser perenne y voy a dejar que caduquen todas aquéllas cosas que me hayan hecho llorar, porque no merecen ocupar tanto lugar en mi ser, esta vida es tan diminuta como para encima menguarla más con la desesperación y el desaliento por cosas que no merecen siquiera mi sufrimiento. voy a respirar muy fuerte, para que el perdón se filtre en mis pulmones y pueda olvidarlo todo, voy a dejar que el tiempo taladre mis dientes y deje el sabor a optimismo, voy a cerrar los ojos para que al abrirlos de nuevo encuentre un nuevo mundo tejiéndose a mi alrededor, pero esta vez, pienso labrar con ahínco mi rumbo en esa tierra tan fértil que siento que ya está brotando de mis adentros. he hallado en el cénit de mi vida una esperanza dispuesta a engullirme en su orbe por siempre, pero yo no sé si seré capaz de atravesar mis propias paredes de rutina para alcanzarla, pero lo intentaré, porque merezco sentir al menos durante un instante esa eternidad que tanto anhelo. adiós, mundo que segrega dolor por las glándulas de su indiferencia, hoy yo puedo rozar con los dedos el universo entero, sin ti, sin nadie. por hoy, y a partir de ahora, para siempre.