mi vida es una calcomanía de la muerte y mi muerte es una calcomanía de la vida. aunque no acepto el hecho de vivir muriendo reproduciendo la vida o morir viviendo reproduciendo la muerte. no, eso no. así que, rectifico. mi vida es una calcomanía de mi muerte, y mi muerte es una calcomanía de mi vida.soy un collage de cifras inexactas, una fracción irreducible, la raíz cuadrada negativa de un día nublado de febrero, una tarde sin sol a punto de fragmentarse en infinitas nadas. he cambiado. no sé si estoy aquí o allá, no importa, ahora estoy en mí. la prueba más fehaciente de ello es que al intentar mirarme al espejo no veo mi reflejo, sino a mí misma. ayer lloré a destiempo, cuando ya era demasiado tarde para cambiar el rumbo de mi presente, pero de repente caí en la cuenta de que ya no era yo la que lloraba, sino que era llanto el que me lloraba a mí, hasta tal punto de sentirme resbalar sobre mis propias mejillas. y pensé en que tal vez eso debió de haberme ocurrido hace mucho tiempo, pero nunca es tarde para ello. o tal vez sí. en todo caso, a partir de ahora, dividiré por mil el tiempo que pasaré proyectada fuera de esta realidad encinta de amargura y hastío, y multiplicaré por un millón el rato que dedicaré a trazar mi futuro, ausentándome incluso de mis propias letras. como si fuera fácil sobrevivirse. como si alguna vez lo hubiera sido.