21 febrero 2009

hoy me he levantado constatando que desde hace algún tiempo los segundos son minutos, los minutos son horas, las horas son días, los días son años, los años son lustros, los lustros décadas, las décadas siglos, los siglos milenios, y los milenios eternidades. también me he dado cuenta de que extrañamente estas eternidades también tienden a alargarse y a subir otro escalón temporal, como que en cada instante hay algo más allá de todo eso, el dolor se prolonga queriendo traspasar el mismo infinito y que es este mismo dolor el límite de todas las cosas; no puede haber nada más allá, es el dolor la barrera de todo lo humano y lo etéreo a la vez. luego quise que fuera lo contrario, que los milenios fueran siglos, que los siglos fueran décadas, que las décadas fueran lustros, que los lustros fueran años, que los años fueran meses, que los meses fueran semanas, que las semanas fueran días, y los días horas y las horas minutos y los minutos segundos, y que por debajo de todo esto se quedara el dolor como la fracción temporal más corta que pueda haber, tendiendo al límite de lo atemporal, en esa frágil línea donde todo parece detenerse a la vez que se acelera a la velocidad máxima que pueda haber. pero más allá de todas estas impresiones, quise pararme a pensar en si verdaderamente valía la pena pensar todas esas cosas banales, y si no era mejor hacer un esfuerzo para olvidarme de todo lo que en ese momento estaba aconteciendo en mi mente. ahora que ya no pienso más nada, y sólo recreo un hecho absurdo de esta manera tan burda, también estoy constatando que explicar aquéllo que me sucede es prácticamente imposible, y más aún si se trata de una cosa que me pasó hace algún rato. y que todo esto es sólo una aproximación que a pesar de tanto detalle se aleja mucho de lo que siento. me voy porque pierdo el tiempo en vano. me llama a gritos la rutina. no sé si alguna vez te habrá pasado que deseaste con todas tus fuerzas que sólo tú habitaras tu mundo y que sin embargo te viste invadido por otra presencia ajena a tí. lo malo es que no sé como alejarla, sacarla de mí. pero quizás lo logre con el tiempo. eso espero.