en realidad las cosas que me duelen se aglomeran todas en un punto y crecen tan rápido como una muela, y para sacarlas de mis adentros hay que hacer mucha pupa así que mejor dejarlas ahí. a veces me apetece que no me hablen, que cuando se abran las ventanas del msn se me vaya internet para así tener una excusa al desaparecer de repente, sin sentirme mal por querer que pase todo eso. lo peor de las noches de invierno es que me da insomnio cuando me acuesto de tanto querer que se haga de día, luego de día estoy cansada de tanto esperar a que se haga de noche. ni yo sé para qué busco sustituir el presente por un supuesto futuro cuando una vez que este ya es presente lo deseo de nuevo futuro. estoy cansada de evaporarme tanto para luego volver a condensarme y nuevamente evaporarme y así sucesivamente paso de un estado de agregación a otro sin detenerme en uno en concreto. ya fue, me cansé de esto, deseo ser etérea para no sentirme al tocarme con los dedos la piel. tiene que ser una sensación tan hermosa.

pero yo espero a que el tiempo pase, lo más triste es que ni siquiera sé para qué quiero que pase, sólo que pase, y que algún día, mágicamente, me llegue el momento, no sé qué momento ni bajo qué pretexto, pero, digo yo que algún día habrá de llegar ese momento en que la felicidad venga así en bicicleta hacia mí tan veloz que ni la pueda distinguir de lo demás, y al pasar por mi lado se tropiece, se caiga de su bicicleta, se haga una herida en la rodilla, yo la ayude a curarse, asi le caeré bien y se quedará un rato conmigo. o quizá la traicione, la deje tirada como ella me dejó a mí durante tanto tiempo, robe su bicicleta y me vaya lejos, muy lejos, dejándola sóla, que experimente en sus propios huesos lo que se siente al sentirse una tan sóla.