28 octubre 2008

y de repente llueve tan deprisa que me confundo con la vida

me laten los sentimientos de manera algo estrepitosa.

me duele la piel, como si no fuera mi piel,

como si nunca hubiera dejado de ser mi piel.

me duelen los ruidos ajenos

que me pasan, me traspasan intermitentemente el pulmón, el pecho, el corazón

y logran formar parte de algún sombrío funeral de soledades.

¿acaso no podría volverme lluvia,

no podría dejarme caer del cielo sobre este asfalto de otoño frío

con un peso que deshiciera en mil excusas

esta cóncava sonrisa desvanecida?

todas las letras mueren- yo hoy necesito llorar,

los días me son de trueno,

y un trueno es mi voz

zigzagueando por mi paladar

hasta cruzarse con una palaba algo fuera de lugar (quizá alguna sensación que quiso ser vocablo, algun engaño de mi corazón que quiso salir más allá de esta cárcel de silencios)- es porque hoy decidí quedarme aquí y reflejarme en este charco de nubes trituradas por un cielo quizá algo codicioso. en un día famélico y tan helado como estoy medio afuera, medio adentro, con los pies hacia delante y con la cabeza en el otro hemisferio, buscando las coordenadas geográficas de algún sitio para sembrar primaveras llenas de soles gigantes e instantes envueltos en papel de regalo que sólo se abrirían para mí. qué divertido es caerse para atrás y no levantarse jamás.

hoy ya no sirve eso de ''desearía que a mí me pasara eso''.