29 octubre 2008

faltan dos minutos para que sean las cuatro y media.

parece que se me saldrán los ojos de las órbitas por curiosidad ajena, en busca de un contacto visual que sea ese puente que me una a una vida ajena, la llave para poder atravesar fronteras infranqueables por las palabras. el corazón me tirita en busca del sol con un compás robado del invierno que llegará. así mejor, me anticipa el sonido de la próxima estación. y en invierno latirá al son de la primavera, y en primavera latirá al son del verano, y en verano latirá al son del otoño. así siempre sabré antes que nadie a qué olerán los ruidos que están por venir. una nube acaba de despolmarse del cielo, y está llorando, allá abajo, sin consuelo alguno. pobrecita, soplaré con todas mis fuerzas para que se levante del suelo y se pose sobre el cielo. hoy el frío me devolvió algo que me faltaba, me resguardó de esa latente necesidad criminal de cerrar las pupilas y fingir que aún sigo ahí, creo que fue mi refugio por unos momentos. las manos me tiemblan heladas al teclear esto pero estoy bien. a veces soy una onda sísmica en mis sensaciones, pero creo que hoy seré algo lineal, constante. me comparo con una función, ay. ¿y porqué he de contar nada?

el planeta hoy no hará el movimiento de traslación para mí. al polo norte, allá iré, en busca de una eternidad algo polar, infinita. está girando el mundo entero y yo con él. en algún recoveco de tu sonrisa me encontrarás mañana. hoy me tambaleé en tu mirada, pero lo que no sabes es que me quedé allá, chicodelacamisetaderayasblancas. ya no soy esa muerte tan vulgar que podías ver anunciada en cualquier escaparate. algo nuevo está agrandándose dentro de mí, la aventura de la vida. ¿por qué no puedo moldearme yo misma mis días? no hay arquitecto de mi vida más que yo misma.

estoy oyendo a los velvet underground y sólo pienso en ser felíz. tengo los pies helados, helados. hoy es el último miércoles de octubre.