16 octubre 2008

oscilaciones espacio temporales

las seis de la tarde en mi facultad. no sé qué hora será allá, fuera, pero parece que ya está atardeciendo, y creo que más o menos hará la misma hora que aquí. bueno, me da igual lo que haya allá fuera, no creo que importe mucho, bastante tengo con este tic tac que suena en mi hemisferio derecho; los dolores se ramifican y se expanden por todo el cerebro hasta dar con una esclusa de mis pensamientos embrionarios incubados para alimentar algún amor, quién sabe quién, quién sabe cuando. ay. aún me quedan unas cuantas horas acá aguantando a las matemáticas y a las informáticas haciendo de las suyas con mi paciencia, pasándose una a la otra, como si fura una pelota, toda mi concentración y pisoteando mi tiempo; todas las horas de hoy quedan reducidas a barro, a ciénaga, es como dejarlas transcurrir libremente para que al final del día acaben pisando un plátano para caerse, como en esas películas pseudograciosas antiguas, y luego ser pisadas una y otra vez por unas malditas materias universitarias. hoy leyendo el periódico en el tren me puse de mal humor al ver lo que había ahí escrito. no quiero hablar sobre los recortes presupuestarios para la educación y sanidad pero lo acabo nombrando siempre. estos políticos chingan con el demonio y paren sólo mentiras postcoitales; ellos ayudan a esos banqueros ladrones con nuestro dinero, mientras tanto, los salarios no suben, sí los precios, para que esos malditos sigan haciendo de las suyas. y las ayudas humanitarias a los países desarrollados bajaron, si es que acaso hubo alguna vez siquiera un mínimo de ayudas. no hay dinero para dar de comer a los niños desnutridos de este mundo hipócrita en el que vivimos, tampoco para construir canalizaciones de agua y saneamiento en los países pobres, pero sí que lo hay para pagar los sueldos de los banqueros que ganan millones y millones al mes. para eso sí que hay. no hay para invertir en avances, ciencia y bienestar social. para alimentar gargantas de avaros sí. para pagar a la realeza sí. bah, no quiero hablar de eso. me da pena ser un ser humano. cualquier otra especie se reiría de nosotros en sus adentros. si es que somos los más involucionados del reino animal.

bah.