20 octubre 2008

turn, turn, turn

los gatitos de la pared me despertaron esta mañana antes de tiempo. tener por despertador animales de papel recortados y pegados es bastante más reconfortante. se alimentan de palabras que transforman con sus bigotes para volverlas átomos microscópicos que forman enlaces con una energía capaz de mantener mi universo entero girando hasta el infinito, y maúllan despacio cuando tengo insomnio, para sí poder dormirme mejor. está bien pensar que aún soy capaz de hacer cosas que al principio del día no pensaría que sería capaz de hacerlas; aún me cuesta pasar desapercibida entre aquéllas tristezas que cargan muros a sus espaldas y me persiguen por doquier, pero ahí voy, intentando cerrar los ojos cuando pasan, porque al fin y al cabo, si no les doy de comer motivos, morirán famélicas. las tristezas famélicas son mucho menos tristezas, créanme. no tengo por qué actualizar mis sensaciones, en este momento no puedo ni sentirme así o así porque no está bien ponerse a pensar en qué siente uno para consigo mismo constantemente; no puedo elaborar una gráfica de sentimientos con el eje x representado por los días de la semana y el eje y por los estados de ánimos que hay. sólo puedo decir que estoy enfadada con esta universidad, bueno, en realidad no con ella, sino con los tantos deberes y responsabilidades que carga en sí; no pienso volver a ser bélica los lunes a partir de ahora, ni a tener que hacer hipérbatos para que nadie entienda mi cansancio, ni a tener que fingir respeto hacia días así. al traste los lunes y toda esa desagradable sensación de sentirme como un zombi de madrugada y tener ganas de mandar todo al carajo y no hacer mas nada. estoy escuchando a the byrds y siento que todo gira a mi alrededor. me transporta tanto a esos años sesenta que tan bien me hacen sentir. me encantaría que alguien me regalase una máquina del tiempo; estaría ahí por un día y robaría los instantes que más me gustaran. hoy me dí cuenta de que me gustan los zurdos. el chico zurdo sentado a mi derecha me gusta. pero no sólo porque sea zurdo me gusta, claro. hay días en los que es inevitable no acabar hablando de lo que me gusta o no. es uno de los verbos que más se repiten en mi vocabulario. y también hay días en los que es inevitable no acabar siendo una expendedora de repeticiones. sí, y qué. ultimamente me siento tan felíz.