hoy soy un híbrido entre tranquilidad e histerismo. no podría definirme en este mismo instante y sin embargo estoy convencida de que soy capaz de soltar millones de enumeraciones insípidas y esperpénticas acerca de mi estado anímico, porque siempre acabo delatándome ante mí misma con mi propia vanidad vacía y anodina. ya no puedo presumir siquiera de tener una vanidad al cien por cien íntegra, ya hasta de eso carezco, y es que todos mis sentimientos están algo mordisqueados el uno por el otro en un afán individual de preponderar en mis adentros. desde que me levanté me siento como en una fiesta de disfraces sin disfraces, como fuera de lugar, como si mi sitio no fuera ni este ni aquél, sino otro intergaláctico, sideral. hoy me siento cósmica. soy un poco espacial, etérea, astral. no quiero parecerme a esos estúpidos astrólogos de televisiones locales que pescan televidentes hablando de esta manera. pero hoy me siento un poco más planeta que ayer. no quiero volver la vista atrás. no quiero empujarla hacia delante. no quiero estancarla en el presente. quiero dejarla bucear entre las miradas de los demás, quiero que se esparza por doquier, quiero dejarla libre, atemporalmente. estoy convaleciente desde esta mañana, tras una operación onírica de extracción de imágenes de mi memoria que no lograban salir de por sí para recrearse en mi mente. me sofocan las ilusiones cuando dejan de serlo. me entran escalofríos.
hoy lo vi y sentí algo por él. creo que estoy sintiendo algo por él. creo que estoy empezando a sentir algo por él. creo que estoy empezando a empezar a sentir algo por él. creo que me gusta. no es nada, absolutamente nada importante. es simplemente algo que me atrae hacia él. y cuando lo veo, tengo ganas de mezclar mi ADN con el suyo. cada día estoy más convencida de que debo alcanzar la total independencia emocional de los demás para sentirme bien. suena radicalmente egoísta, lo sé.
escucho a jimi hendrix. tengo un éxtasis musical. me da por pensar en él de nuevo. mañana, mañana, mañana quizás. mañana.
