26 septiembre 2008

no tengo constancia de estar en ningún lugar, soy nómada en la misma rutina. soy impermeable, tan impermeable que ni yo puedo autotraspasarme; pero yo necesito expandirme en mí misma, sin control alguno. no sé a qué viene todo esto. estoy emocionada porque no hallo en mí emoción alguna, sólo alguna que otra circular pseudosensación corpórea que ocasionalmente aparece rodando por mi piel, burlándose de mí, porque la padezco. padezco eso que se llama sentimiento hacia uno mismo. y es que eso de sentirse uno a sí mismo y padecerse es de débiles, quebranta nuestra falsa fortaleza, que en alguna ocasión, nos arranca (engañosamente) la desesperación y nos digiere los males. ¿qué fortaleza? eso que me digo a veces de ''yo soy yo y nadie más que yo, y mi vida se baña en la vía láctea de mi propio Universo''. pero luego recuerdo que en realidad, me padezco como persona...como todos los demás, me doy lástima, porque vivo (o muero lentamente, que es lo mismo) sin remedio alguno, y me doy cuenta de que el universo no tiene límites, pero sí las demás cosas que me rodean, y me entra una rabia perversa. no me sé explicar cómo me siento, pero, ¿acaso a alguien le importa? no me importa que nadie me comprenda: trato de que nunca me entienda nadie. simplemente, hoy necesito esparcirme en forma de palabras.


mirando por la ventana del tren, hoy, al volver de mi facu, las imágenes nacían por bipartición ante mi mirada, luego desaparecían volviéndose patas de insecto que correteban por las vías férreas en busca de algún cuerpo para introducirse en él. luego pensé en cómo me asemejaba yo a esas patas: también busco un sueño para amoldarme a él y vivir con él para sentirme bien.

y es que, ¿para qué necesito la felicidad si puedo imaginarla?