la sangre no tiene nada bello.
es la manera que tiene el cuerpo de rebelarse al alma,
es la manera que tiene el arma de reírse del cuerpo:
puedes sangrar, lamer tu sangre, llorar, manchar de sangre cada mejilla,
pero sigue siendo una corrupción de una naturaleza bella,
aquélla que seguirá su sendero paralelo a tu funeral,
aquélla que seguirá floreciendo en cada parte del mundo cuando no estés,
y piensa lo que quieras pensar,
pero tu sangre no vale más que un suelo húmedo en verano:
tu sangre, por mucho que la quieras rescatar,
es el canal podrido de tu alma enferma y desesperada por no llorar.
pues, ¡llora!,
no hay nada más hermoso que llorar.