09 junio 2012

padezco insomnio.

queridos doctores de todo el mundo:
yo sé que soy un insignificante grano de arena
en medio de esta insignificante masa llamada humanidad.
muchos brazos están descascarando pipas,
muchas piernas están pisando hormigas.
no quiero llenarme el cerebro de somníferos,
pues conozco que la farmacología esa extraña que vosotros conoceréis mejor que yo,
tarde o temprano, me acabará machacando el cráneo.


no puedo dormir por las noches.
tengo un insomnio de verano.
es solo porque es verano.
si fuera invierno, no lo tendría,
o, en su caso, tendría insomnio de invierno,
que no sería ni mucho menos
como este que padezco ahora.


paso horas enteras mirando la pared.
me retuerzo en el colchón como una lombriz,
agarro un libro e intento leer,
pero de repente pienso que debería dejarlo,
pues igual en ese momento podría quedarme dormida:
gran error, el sueño nunca llega.
escucho al camión de la basura llegar, 
eso es que ya es bastante, bastante tarde,
pero no aún lo suficiente como para volverme loca.
escucho música e intento soñar sin dormir,
pretendiendo que a través del sueño me entre el sueño.
no entiendo nada. no duermo nada.
la banca española necesita cuarenta millones de euros.
esa inyección de capital para normalizar la situación
quizá sea la culpa del insomnio de los banqueros:
no la mía.
quisiera descargar mi rabia contra eso,
pero este no es el momento de hablar de bancos,
ni de banqueros, ni de sus supuestos insomnios,
sino del mío.


necesito dosis altas de café a lo largo del día.
no tengo ninguna inquietud, ni tensión mental.
es solo que no logro cerrar los ojos,
o los cierro y después los abro porque me siento ridícula,
como delante de una pared llena de bocas abiertas
que me llaman e intento evitar ser ese ruido.


muchos países se enfrentan a una inestabilidad económica.
yo no soy quién para analizar nada:
soy, como he dicho antes,
un insignificante grano de algo que no sé si era arena o avena
en medio del insignificante mar de gelatina
que llora un poco su insomnio.


muchos padecen de insomnio:
no hagáis caso a los doctores
y no os toméis píldoras que induzcan el sueño:
tarde o temprano esa adicción será como una telaraña,
y el sueño será mero vehículo,
metabolito más bien de un psicofármaco adictivo.
yo intento evitar tantas pastillas.
me quedo tejiendo ideas,
hurgando en bolsillos imaginarios
en busca de lámparas mágicas,
y ahí froto y froto
hasta que el genio acaba saliendo y me dice:
buenos días, ¿aún no duermes?
entonces, me duele en los ovarios
una ira contra la noche y mi cerebro:
esos dos mis enemigos que conspiran contra mí,
que se enredan para pisotearme.
más quisiera yo convertirme en un gigante,
arrancarme el cerebro, arrojarlo a la noche
y después pisarlo hasta hacerlo chicle.


me duele todo esto,
lo curioso es que no estoy cansada
a pesar de llevar durmiendo poco varias noches.
un amigo mío me dice que también tiene insomnio:
de repente me siento mejor sabiendo que no soy la única,
aunque me compadezco de aquél por tener esto.


voy a ¿eh?¿eh?
doc doc doc
toc toc toc
una lombriz me salpica en el ojo
de excrementos: eso me escuece.
aunque sea el cansancio quizá
(que viene a ser lo mismo que lo anterior).
queridos doctores de todo el mundo,
quitadme esto sin pastillas.
metedme una pajita por las dos orejas
y succionad al mismo tiempo: saldrá el insomnio,
luego podéis escupirlo,
ahí en ese cubo de escupitajos de insomnios ajenos.


¡me voy!
¿eh? ¿donde? 
doc-tor, doc-tor,
toc toc toc,
es que ya es de día.