10 junio 2012

apuñalo lentamente mi memoria.
me estoy quedando sin recursos
para sobrevivir en tiempos de olvido.
me compadezco de estas hienas sarnosas
que beben de esta hemorragia contaminada.
morirán en mis brazos con las bocas llenas
de vísceras, recuerdos amputados
de mi mente amorfa, de asfalto pútrido.  


como la voz que discurre también
por vuestras gargantas infectadas
de estreptococos modificados genéticamente.


en realidad, el mutismo es absoluto
en esta función teatral.


¿todos esperáis la misma representación?
¿en realidad, qué esperáis?
¿que dios baje del cielo y se humanice?
¿que alguien os rescate del infierno?
la caravana cuyo nombre no quiero recordar,
porque en realidad, nunca fue creado,
ya está aquí: todos nos encaminamos
hacia donde debemos estar,
donde está nuestro dios, o nuestro infierno,
donde nosotros mismos/asilos, sanatorios,
todos esparcidos como
cajas y cajas vaciadas de pastillas para la tos,
sobre libros de tapa dura con restos de sangre
diluida entre restos de saliva flujos sin identificación.


¡esta es mi galería!
se abren las puertas.
disecados están cuervos
que en sus picos llevan calaveras.
no, no, en realidad es un toque de muerte,
son sobres con cartas que escribí sin dirección alguna,
pero que dicen toda mi vida,
la dirección será impresa automática:
R124B123,0909.




en realidad, queréis llenar vuestras fauces
con ese pan de la protección,
con el calor que el brazo que hay
detrás de la silla roja os da...


yo, si estuviera en vuestro lugar,
ni esperaría a dios,
y retiraría el brazo
para sentir el frío.
me desnudaría ante todos,
danzaría sobre mi propia tumba.


confieso
que esta pieza fue creada
mientras me miraba al espejo
en la mañana del 12 de febrero
y vi en mi rostro otro rostro
que no se parecía a nada:
así fue creado el edén,
la aberración humana, la nada.
a eso le añadí una pizca de hoy,
alguna palabra fui arrancando al azar
a esa ruleta del lenguaje humano.


confieso
que esta vida 
no tiene ningún sentido,
pero no me importa ya.