01 octubre 2011

I.

Han pasado meses, años, siglos desde que estoy aquí, almacenando emociones para intentar darles alguna forma lógica. Pero la lógica, una vez más, no tiene cabida alguna aquí, y la razón se halla envuelta en un halo de niebla que la confunde con lo absurdo. Las paredes son mis amigas de confidencias, y en cada esquina se puede ver que un árbol pequeño está creciendo, y sé que cuando sean grandes, juntarán sus ramas en un mismo punto y esa será mi tumba. De momento, espero que ella vuelva, y sé que tarde o temprano lo hará, aunque para cuando lo haga habré envejecido. Pero no importa, de momento mato el tiempo imaginándomela, desnuda y rodeada de caballos salvajes galopando sobre su piel, y jugando con las serpientes corporales que salen cada noche de mis sueños.