08 julio 2011

lloro clavos, se caen por las mejillas arrancando la piel.
siento como se deslizan enjuagándose en sangre y gravedad
y se oxidan al llegar a los surcos de los labios.
llueve una mariposa,
que bajo la carne se comió las crisálidas que encerraban momias del ayer.

ojalá pudiera contraer toda la rabia que siento en una puta palabra y diseminarla en tu cara para pintarte con mi ser, que supieras lo que es ser polvo. polvo acumulado sobre muebles viejos, de madera arrugada que acumulan años y orugas.

he de suponer que me llevo muriendo años, que en la agonía he arrojado mis miserias para acumularlas y extraerlas de golpe, cuando la adversidad sobrepasa cualquier límite.

vacía la caja de medicamentos. vuelve a rellenarla con un sucedáneo de sueños hechos trizas, amarguras fingidas. seduce a la muerte y haz que te engañe, o más bien engáñala pensando que te dejas engañar. cambia la hora de tomar las pastillas. ahora, cada tres horas y con néctar de mentiras exprimidas sobre las heridas. quizá se abran las cicactrices de par en par, y se te pudra la carne a ti también. esas son las instrucciones para acabar devorado por un gusano. tápame la boca y átame a una pared para no hablar ni escribir más.

No hay comentarios: