19 julio 2011

esta mañana estaba viscosa. anoche finalmente me vomitó un caballo. estuve viviendo en su estómago, mezclándome con jugo gástrico, y un pienso del cual me tuve que alimentar varios días, mientras navegaba por esos mares ácidos. pasé una noche extraña. recuerdo que nadaba en saliva, buscando una luz. y en medio de la tempestad, estaba él para salvarme. me rescató y caí en un trance. no sé quién él, si acaso existe o es una proyección en mi mente, un cúmulo de píxeles arrancados del mundo externo, o una mera necesidad de mezclar mi sombra con una sombra ajena. ahora tengo sueño. la lejanía me asusta. me asusta no saber qué me está pasando ahora mismo, si sigo soñando o nunca he dejado de soñar o todo esto es parte del proceso de metamorfosis, porque la piel, o lo que sea eso que tengo recubriéndome las entrañas, brilla a la luz y siento como se me encogen lentamente los órganos. quizá en cuanto se agote el tiempo, me empiecen a crecer las alas, busque un armario lleno de ropas quemadas y me quede a vivir para siempre ahí cual polilla.

3 comentarios:

Diana dijo...

Bueno, parece que remontas el vuelo. Es mejor romper con alguien que te destruye que seguir castigándote. De todas formas nos destruimos nosotros mismos, nadie nos obliga a hacer lo que no queremos. Creo que lo que pasa es que nos inventamos eso del amor, porque creemos que nos va a solucionar todo

K209 dijo...

Estoy de acuerdo contigo. El mayor horror, creo, no es destruirse a sí mismo sin más, sino destruirse a sí mismo a través de los demás. Pero empiezo a creer que hay quien(es)nace(mos) así.

Iz/ be.ll dijo...

a veces pareciera que eres ya solo un recuerdo de hace dos años. Pero no me molesta.