23 enero 2011

tras un vaciamiento paulatino, me detengo. después de construir una gran fortaleza con mi insomnio para combatir la oscuridad infinita, he de rendirme. tal vez deba hundirme hasta el fondo, meterme en la ciénaga y desaparecer. trocearme en tres: los puntos suspensivos. que haya un después imaginado sin mí y fuera del mundo. tengo que congelarme. volverme de piedra, llorar y que crezcan estalactitas sobre las pestañas. que la más pura soledad gire hasta arrastrar a su centro cualquier partícula de mi ser.