28 octubre 2010

Hoy me siento como una auténtica mierda. Y paso de definir nada con palabras bonitas. Me siento sumamente asquerosa, sin meta alguna en esta vida. A medida que el tiempo se aleja, se va haciendo cada vez más pequeña mi posibilidad de realizarme dentro de lo posible, pues soy consciente de que siempre existirá un vacío que nunca se podrá llenar con nada. Mi futuro va adelgazando hasta convertirse en un palo desnutrido. No tengo ningún sentido, soy completamente absurda. No tengo fin. Mi único fin es mi única muerte, y los medios que uso para llegar a ella son tan ridículos. Pero, ¿cómo puede ser tan ridícula esta vida? Ahora lo veo todo tan claro...¡Todo es tan RIDÍCULO! Nada tiene sentido. Lo que me pide la sociedad choca con mi razón constantemente. Yo no quiero ser lo que ellos me mandan ser, mi camino quiere otra dirección, pero de repente veo que me encuentro totalmente sóla, que tengo que amueblarme sí o sí a las alternativas que me brinda esta mierda preestablecida. No, no puede ser. Me siento como una mierda sin futuro alguno. Una asquerosa que no sabe ni escribir, una imbécil que nadie lee y que encima se queja por ello. No sé escribir, nadie me lee, eso es lo que más me hiere. Mis demás dolores, puras filigranas en la piel ya adaptadas a las circunstancias. No tengo nada más que decir. Quiero pegarme un tiro. Préstame una escoba. No, espera, que así salgo volando. Bueno, mejor. Espera, hablo sóla, sé que nadie me lee. Y qué, así puedo rascarme la nariz y mirar los mocos como si fueran palomitas de maíz. Qué asco.