11 julio 2009

me da mucha rabia la pasividad de las personas. no logro entender cómo pueden dejarse pisotear de esa manera, me refiero a las dictaduras de nuestros tiempos. cómo es posible que la gente de corea del norte permita que su gobierno se gaste todo el dinero en aumentar su defensa militar, cuando la población se muere de hambre. no lo comprendo, yo no podría permitirlo, es que pienso que nuestra vida es sólo nuestra y nadie, absolutamente nadie tiene ningún derecho a limitarla, o manejarla a su antojo como si fuéramos unos maniquís despojados de toda autonomía individual. la naturaleza humana es repugnante, somos un saco de avaricia y odio dispuestos a acabar con todo lo que no sea como nosotros con tal de seguir aumentando nuestro poder, y me cuesta tanto comprender esa indiferencia de las personas, en especial del mundo desarrollado, que, como no padece todo eso, tampoco lo compadece... la política del miedo, de la represión. ese instrumento de sumisión que desde siempre ha usado el hombre para dominar al más débil, cuando no se da cuenta de que el verdadero débil es él, que todos esos pobres esclavos que carecen de los más básicos derechos, si se unieran podrían acabar con toda ese imperio de la maldad en un abrir y cerrar los ojos...pero lo peor es que los que no se dan cuenta de eso son ellos mismos. la masa no lo sabe, es un simple vacío que no tiene ningún valor, una pasta almidonada hueca por dentro que se rellena con cualquier sustancia tóxica procedente de la materia fecal que forma el cerebro de esos dictadores, esos máximos representantes de la vileza humana. no tener el derecho a pensar, me parece una barbaridad, la mayor atrocidad de nuestros tiempos, no dejar que la gente piense, que se exprese, que forme parte de su historia, que intervenga en el paso del tiempo. ¿cómo es posible, que una persona elija qué hacer con la vida de miles de personas? ¿qué derecho tiene? ninguno. pero para mí, la culpa de eso, no es de esos malditos autócratas, que a mi parecer ya no pueden considerarse como seres, ya no se pueden siquiera juzgar, porque tienen totalmente distorsionado el sentido del bien y del mal, y nunca considerarán como crimen esa opresión que continuamente ejercen sobre los demás. la culpa es del pueblo. todos asisten con indiferencia, o si acaso son conscientes de ello, no hacen nada para cambiarlo, viviendo en esa impasibilidad que día a día va minando cualquier posibilidad de terminar con esa brutal tiranía que acorta la libertad de ser uno mismo, de realizarse como ente inalienable, como ser único, como persona. y es que la rebelión es el único camino hacia el cambio.