12 abril 2009

no entiendo por qué

el mundo me duele de una manera terrible, no sé cómo explicarlo, nadie me puede comprender, y esa es otra cosa que tanto me duele. creo que conforme voy creciendo todos los paisajes se van tiñendo de una desilusión abismal, una decepción nada comparable con lo que yo creía que iba a ser todo esto. me veo sumergida en esta vida que no es más que un cuadro de enredaderas que llevan al mismo camino, esa amarga resignación, esa final sumisión a la rutina, a la cruel naturaleza humana, una aceptación de mi propia humillación ante este mundo. pero en mis adentros, aún sigo creando otro mundo, aún sigo siendo un mundo que no acaba por morirse como ese otro mundo en el que están todos y que ya está viviendo una muerte disfrazada, y que ya está muriendo una vida fingida. nadie, ya nadie se salva para mí. ¿pero cómo explicar esto? ¿acaso alguien me siente? no voy a fundirme con los demás, yo no quiero vivir de esa manera tan simple, sentir de esa manera tan superflua, ¿es que no existe en este maldito mundo nadie capaz de detenerse un instante y atravesar todas las cosas para sentirlas del todo y saborear durante ese momento esa divinidad que sabe a uno mismo? ¿es que nadie es, nadie, nadie es más que un simple azar, una simple columna de obligaciones, una maldita madeja de egoísmo, un maldito artilugio cegado por su propia estela? ¿nadie nunca mira en el fondo de sí mismo para dejarse inundar por ese remolino en el que cree haber arrastrado el mundo entero en un parpadeo? ¿nadie nunca experimenta un dolor equivalente al paraíso, un placer equivalente al infierno, cuando se mira a un espejo y siente que ya ni el reflejo puede mostrarle su apariencia, que ya no es nada, que ya lleva un buen rato muerto y a la vez es todos los reflejos de todos los yo que hay en sus adentros? no. nadie conoce nada de eso, nadie es tan nadie como yo. este mundo no está hecho para mí. yo no estoy hecha para este mundo.