06 marzo 2009

me he dado cuenta de que cuando voy en bus siempre estoy rodeada de personas mayores y ultimamente, en contraposición a todo eso, no hago más que ver por las calles papás jóvenes y mamás de mi edad o más jóvenes aún que llevan carritos de bebés o están embarazadas, cosas totalmente opuestas que se mezclan en un triste contraste que me produce una grandísima congoja. y lo más triste es que hay una especie de silencio pactado, esa mujer mayor ya no mira a su esposo con amor ni él a ella, ya no se hablan, parecen forzados en callarse, y cuando el autobús se detiene en los semáforos y sus miradas se quedan tan quietas, flotando en el vacío, me entra un miedo terrible, como que me produce pánico suponer que algún día viviré esa situación. una amiga una vez me dijo que eso ocurre porque ya vivieron todo y se contaron todo y no queda más por hablar, pero yo no creo que eso sea así, yo creo que siempre hay cosas que contar en esta vida tan corta en la que todo acontece tan velozmente, por muy tediosa o rutinaria que pueda llegar a ser esta a partir de una cierta edad. pero sin embargo ninguna mujer ni hombre ya mayores suspiran siquiera en el bus. se callan, miran sin mirar, sin posar la intención de sus miradas, dejando caer los párpados arrugados hacia cualquier sitio, como si fueran lastres pesados. no sé, tal vez eso sea porque es una actitud común y normal eso de guardar silencio en el autobús, o porque realmente no tengan nada de qué hablar en ese mismo momento, pero luego al mirar por la ventana mientras el semáforo de los coches sigue en rojo pasa al lado una pareja de jóvenes con algún niño y me entran ganas de llorar, porque sé que ellos tambien acabarán yendo en el autobús en un par de años evitándose de la misma manera que esas mujeres y hombres que a lo mejor hace cincuenta años iban igual de ilusionados llevando a sus hijos bebés y mirando a los mayores con una especie de recelo y susceptibilidad sin imaginar que ellos acabarían igual, distanciados, viviendo ajenos uno del otro, como extraños. yo creo que el mismo amor es cosa que con el paso del tiempo muere al igual que cualquier otro ser vivo. y no es que el amor sea un ser vivo más, no, por el contrario; a veces se asemeja a una especie de pálpito envasado en alguna compuerta torácica que al quedar al descubierto se sale de los pulmones o qué sé yo y nos invade la sangre, la mente, las ideas, los anhelos, y todo lo demás. y supongo que nos aferramos a todo eso del amor por mera costumbre, o porque realmente no tengamos nada dentro de nosotros a lo que atenernos y tengamos que acudir a esa clase de sentimientos compartidos, aunque luego en la realidad no sea más que una farsa disfrazada de instintos o, en fin, años agotados que van deambulando de aquí para allá, pegados a los neumáticos de autobuses, a nuestros párpados, no importa bajo qué forma o pretexto. creo que el amor experimenta un continuo deterioro, se habla del amor en todos los rincones del planeta, y creo que nadie sabe realmente qué es eso. sin embargo eso es lo que da vida a tantas canciones, es fuente de tantas lágrimas, tragedias y olvidos, novelas, poemas y películas de cinema. y eso me da un poco de rabia, la verdad. en todo caso, al fin y al cabo, yo acabo formando parte de esa marea humana, y eso, de alguna manera, me reconforta.