pero sabes qué, aunque te acabas de morir, me dolerá el hecho de que aún sigas vivo y te vea como a un muerto. pero vivo en todo su sentido, vivo en vida, aquí, en carne y hueso, aunque en el fondo, hayas muerto para mí. y es extraño, el daño que me has hecho es tan enorme que supera todas las alegrías pasadas que compartimos, y ahora, que ni logro ver lo que escribo por culpa de estas lágrimas que me encharcan los ojos, siento que viviré siempre así, en este estado de coma emocional, despojada de toda mi vida, con esta pesadumbre tan horrible, con esta gana de retroceder el tiempo para mostrarme a mí misma en el pasado las consecuencias que mis propios actos ahora tienen. pero es demasiado tarde, nadie resucita jamás, y el tiempo siempre es nada. está bien, pues adiós para siempre. es un daño irreparable, un daño demasiado cruel, un daño que, no lo voy a negar, acaba de cambiarme en todos los aspectos. pero yo jamás podré volver a ser yo. morí tanto que ahora soy tan poca vida. me acabas de asesinar, y ahora es mi cadáver quien escribe. yo ya no soy humana, ya no soy nada. tus palabras fueron los verdugos de mi dignidad, de mi integridad, de mi yo. y supongo que siempre me quedará este dolor, por siempre, y con los años se irá haciendo más y más grande, en este caso, nada cura el tiempo, por el contrario. pero que sepas el odio no siempre es recírpoco. yo, a pesar de todo, no consigo odiarte. ya nada jamás volverá a ser como antes. y lo más triste de todo, es que realmente también me estoy muriendo, como tú, como todos, y a este ritmo tan acelerado, perderemos los años, y tal vez nos lamentamos tanto cuando estemos a una milésima de fracción temporal de morirnos, veremos pasar la vida que jamás vivimos y querremos volver a vivirla sólo por recuperar todo ese tiempo que desgastamos en vano, consiguiendo sólo matarnos poco a poco. pero será demasiado tarde. ya es demasiado tarde.