06 enero 2009
el gobierno de israel es una porquería. y los rusos me caen muy mal. en realidad me caen mal todos esos imperialistas o como quiera que se llamen, se creen el ombligo del mundo por tener poder militar o más recursos o no sé qué otra wea de ese género. unos imbéciles todos. ellos no son quiénes para controlar y dirigir las vidas de los demás de esa manera tan errónea, tomar decisiones ridículas e ir tirando bombas matando sin escrúpulo alguno. les daría una patada en la entrepierna y saldría corriendo. tengo náuseas de embarazada. nunca las experimenté, pero lo supongo, lo imagino, ha de ser una sensación horrible. como si tu bolsa estomacal estuviera en una montaña rusa bañando en su jugo gástrico las penas que te rumiaste al acostarte. hay una integral que se levanta como pústula de la página cuatrocientos ochenta y dos del libro de cálculo y lleva unas dos horas mordiéndome la paciencia con sus dientes afilados como lápices de colores recién pasados por el sacapuntas. no me sale esa wea asquerosa, a qué ser enfermizo se le pudo haber ocurrido poner una raíz de coseno en una integral. si fuera algo matemático, sería cualquier cosa menos trigonométrica. me cuestan mucho. me duele la cabeza, parece que es una peonza girando sobre el eje de mi columna vertebral y describiendo circunferencias cuyo radio se vuelve de repente el radio de una de las dos pupilas de qué sé yo qué ojos que a lo lejos buscan posarse en los míos y mezclarse en el aire para ser un límite cuando x tiende a infinito. estoy oyendo not love song, de pachuco cadáver. a veces me enamoro melódicamente. me estoy dando cuenta de que no soy nada metódica y soy exageradamente desordenada. ai como me repito. tengo los pies fríos a cada rato, me pone enferma. parece que llevo icebergs en los dedos de los pies y frigoríficos en las manos. echo de menos ir en metro, enamorarme de un desconocido, fingirlo y mirarme las rodillas como me tiemblan mientras me alejo de él por las escalera mecánicas y me doy la vuelta cuando ya giró la esquina.