21 diciembre 2008
los niños de la lotería ensayan su gran día. la tele tartamudea idioteces, las noches corren aprisa y los días vuelan demasiado alto. se acabó ilusionarme tanto, siento el paladar de esparto y la lengua me pesa como una llave de calzado, los ojos me chorrean aceite lubricante y el estómago me tiembla como un pulpo en una bañera de goma. pero me noto más feliz que nunca, y siento como si me columpiara a cada instante. tengo ganas de salir, a qué sé donde, a imaginar, sí, por qué no, a imaginar. me imagino tanto que nunca aterrizo más abajo de ese escalón que me separa del mundo externo, me imagino todo hasta que me aniquilo, y mi presencia tan vagarosa se evapora tan dulcemente. en medio hora me debo marchar, me caen mal los relojes cuando queda poco tiempo. ojalá se pudieran atrasar con algún mecanismo. los hombres me son demasiado pedestres, para qué buscar a alguien etéreo sin todos me parecen tan ordinarios, simples y fugaces. cómo voy a andar buscando lo imposible, lo ficticio, cómo pretendo enamorarme en esta vida que se agita en medio de una masa de cemento tan absurda y homogénea. así que hoy seré feliz, hoy y mañana y el mañana se alargará como un elástico y se metamorfoseará en un siempre. hoy iré a madrid y voy a intentar pescar con un anzuelo la sombra del tren a mi paso y haré muchas fotos a las palomas y a las esquinas de la ciudad. me siento bien.