04 noviembre 2008

los párpados me pesan en el vientre de esta tristeza tan abultada. se aproxima un huracán al océano de mis mejillas para levantar olas y enterrarlas en la arena muerta de esta isla de mi cintura. crezco de esa penumbra que se mezcla con la noche que se acerca deprisa, y luego me adhiero al extremo de alguna pesadilla y floto en la mente de cualquier abismo sombrío. las luciérnagas se han muerto. todas. una por una, me han ido abandonando hasta dejarme a oscuras, extraviada en medio de este mar de ecos perdidos, desprendidos de bocas que bebieron del olvido hasta ahogarse en él. me envuelven unos escalofríos llameantes, hirientes, que ya no se detienen, ya no. se ha destruido el mundo. solo hoy. sólo por hoy.