I feel a whole better

me gustaría hablar con dios. no sé siquiera si existe, si deja de existir o si poner dios en minúscula es pecado. no le preguntaría nada típico, tan sólo le diría hola, dios, qué tal, y no esperaría a que me contestara nada. luego me iría sin decir más. ah, sí, antes le preguntaría si es pecado escuchar música no religiosa o no leer la biblia cada domingo o pintarse las uñas o mirar chicos de vez en cuando y le pediría que mandara al diablo a los curas y a los sacerdotes. y si dejo de creer en dios, como lo hago de vez en cuando, intermitentemente, y a veces para siempre, y me voy al demonio por pecadora, le diré a dios que la culpa no es mía, sino de los curas que han hecho que dios me caiga mal por todas esas cosas que dicen los papas de que es pecado vivir y todo eso. seguro que dios lo entendería.

me gustarían muchas cosas. creo que me paso el día pensando en aquello que desearía tener y no me queda tiempo para disfrutar aquello que tengo. por ejemplo, ahora mismo desearía que mañana llegara el verano. y que papá noel volviera a existir. la primera vez que descubrí los regalos de navidad, estaba con mi hermana intentando encontrarlos, porque unos niños nos habían dicho que papá noel no existía, que el papá y la mamá eran los que compraban los regalos. yo no me lo creía, pero finalmente encontramos los regalos. estaban escondidos bajo uno de esos sofás que se estiran y se hacen cama. lloré mucho esa vez, se me rompió el corazón. tenía unos nueve o diez años y me convencí a mí misma de que en realidad papá noel sí existía, pero que escondió los regalos bajo el sofá para que le sea más fácil luego ponerlos bajo el árbol por la noche. mi papá siempre me decía que papá noel se metía por la cerradura de la puerta, o subía por el balcón, o se metía bajo la puerta, o algo así. una vez mi hermana y yo decidimos quedarnos para saludar a papá noel, pero nos quedamos dormidas pronto. cada navidad lo intentábamos, pero nunca conseguimos ver a papá noel. una vez le escribí una carta a papá noel pidiéndole un poni, o algo así, no me acuerdo bien. le dí la carta a mi papá, pero luego la encontré unos días después en su chaqueta. mi papá dijo que se le olvidó pero que papá noel lo había leído, que era omnipotente o algo así. yo me convencía a mí misma de que eso era verdad. soñaba de pequeña con ir algún día al polo norte a quitarle renos y el trineo a papá noel. ahora me da mucha penita que papá noel no exista. y me da mucha pena que sólo sea un invento de los comercios para que los papás compren cosas. siempre nos regalaban chocolates y muchos dulces, y un peluche. esos eran nuestros regalos. ah, sí, y muchas mandarinas. por eso el olor a mandarina siempre me recuerda a la navidad. pero como no es navidad, no voy a seguir hablando de ella. me guardo aún lo que me quede por decir para esos días.

está oscureciendo. me apetece enamorarme y columpiarme. o columpiarme y luego enamorarme. qué más da el orden. hoy todo es capicúa. sí, quiero enamorarme de una vez por todas. ya.