en qué se diferencia el hombre hoy en día de una herramienta. los veo como piezas que encajan la una en la otra para mantener erguido este engranaje manejado por una masa que se encuentra por encima, manipulando(nos) según le apetezca. cada vez que vuelvo de la escuela el autobús para al lado de un puente, y veo hombres y mujeres que vuelven del trabajo, saturados, cansados, sedientos, vacíos, y cuando intento observarlos mejor me doy cuenta de que llevo ya rato viendo, en realidad, martillos con patas ambulantes, tornillos que respiran sudor, aceros sobre huesos débiles, un par de esqueletos engrasados por el aceite del capitalismo que se desviven por trabajar, que trabajan por vivir y sólo viven por trabajar, mientras los otros, esos otros de allá arriba, que se limpian el trasero con los billetes de dinero, se pasan la vida muriéndose sin saberlo a cada instante, ahogándose en su propia autodestrucción al vivir con la plena convicción de que sólo el dinero es el camino hacia la plena realización del ser. se arrancaron la conciencia de sus mentes, sin tan siquiera darse cuenta de ello. no son seres, son monstruos. el dinero corrompe hasta la médula, las ansias de poder, de dominar sobre los demás, es algo instintivo que llena todos los poros de esta sociedad. y es que para qué vale la vida si no se es libre, si está uno condenado a este mundo tan criminal, que arroja de su útero podrido sólo esclavos sin fortaleza aguna, robots que no tienen ni tan siquiera compasión hacia sí mismos. sólo se necesita eso, ese algo. lo demás, viene por sí solo. no importa si la libertad necesita algo para brotar de nuestros adentros, si ese algo nos hará finalmente libres. pero como van a darse cuenta de que necesitan ser libres si nunca sintieron esa libertad. y me espanta saber, que en el día de mañana, yo también seré un martillo más, una tuerca más, una herramienta más en un mundo tan materialista, tan superficial, tan vacío, tan muerto.