soy un vacío insignificante en una masa celular insignificante que es el mundo en un pulmón requetecontrainsignificante llamado vida. soy una idiota innata como tú y como todos que aplazamos la muerte constantemente supongo que mecánicamente también esperando que algo mejore en nuestras pobres existencias, tomamos conciencia del dolor y lo asimilamos, nos acostumbramos a él, convivimos con él amargamente como si fuera el aire que respiramos, lo padecemos en vez de que él nos padezca y como idiotas creemos que algún día escaparemos de él, pero en el fondo sabemos que ese dolor es como un líquen apegado para siempre sobre nuestras branquias que nos martilleará incesantemente la vida y acabará por consumirnos hasta que no quede de nosotros más que el olvido. hacemos simulacros de la felicidad para que cuando llegue nada falle, qué idiotez más grande, sólo propia de los humanos imbéciles, anhelar la felicidad como si fuera algo realizable, algo posible. hago caso omiso a la experiencia y aún así sigo creyendo que puede cambiar y que la felicidad puede existir, pero la imbécil soy yo por soñar. intenté sacar mi conciencia de mí con un sacacorhos, pero tarea imposible, supongo que estoy pre destinada a padecerme, qué remedio, como todo. como todos.