29 septiembre 2013

recuerdo porque cae la lluvia sobre mí,
porque el agua marca en la piel el recuerdo.
sus dedos entre mis piernas
sus dedos empapados
como mi piel mojada,
la piel de sus dedos 
con la lluvia de mi entrepierna.

era un hombre casado
pero eso no importa,
fue en la frontera entre eslovenia y hungría
o eso recuerdo, porque era de noche
y una luz que no era humana brillaba sobre el cristal
y todos susurraban en silencio los sueños,
y todos soñaban que susurraban en sueños.

- se había establecido una especie de conversación
entre aquéllos habitantes de planetas no unidos entre sí.

en este mundo nos parieron
en este mundo como un tubo metálico
fagocitamos pétalos de vida ajena
en este mundo nos dejaron
en este mundo lo dejaron
con sus manos entre mis piernas

aunque este hombre quisiera amarme de por vida
yo no dejaría amarlo
porque el mundo no acaba
en ese límite que son nuestros labios,
con ese beso de humo e insectos
que oscurece el horizonte

el fin no está ahí

no podría dejar que me ame
aunque me prometiera que nunca me amaría
él decía ya amarme
con su mano ahí entre mi pierna
¿acaso me amarías si no estuviese ahí esa mano?
le pregunté mientras soplaba en la ventana
el aire que el otoño no quería dibujar
- si yo ya te amo antes de amarte,
aún sin mi mano entre tu pierna,
aunque aquí mi amor satisface su hambre-
dijo él con sus labios gruesos
y prosiguió su búsqueda de tesoros en la isla de mí

- ¿acaso eso mismo diría a su mujer,
a esos ojos verdes que le regaló su dios?
¿acaso el amor era la ventana
o la marca de kilómetro 86 hasta la siguiente ciudad?


y en la frontera entre esos dos países
él estaba con la mano entre mis piernas
él me decía loca, hermosa musa,
yo no decía nada y callaba fingiendo estar muda
y lo decía todo con mi silencio

no recuerdo qué caravana de sueños nos empujó luego
¿habremos llorado en nuestro nacimiento
porque temíamos la luz de la vida?

en este mundo te dejaron
y tu mano se hundió en mí en aquél momento
-en la frontera de eslovenia y hungría,
o la frontera de hungría y rumanía-
no había más que curvas
presenciando la sinfonía
sin más música que labios en orgasmo
y los ojos en una dulce agonía

luego me fui y él siguió caminando
y luego comenzó una lluvia
y luego siguió la tormenta
y luego vino el otoño
y luego lo recordé 
con esa mano ávida y hambrienta

en este mundo nos dejaron
en este mundo nos parieron